Indisciplinas sociales, un mal que nos destruye poco a poco

La urbe agramontina atesora una riqueza cultural que deviene herencia de sus primeros habitantes. Preservar y enriquecer tan valioso legado, es una responsabilidad que nos atañe a todos. Sin embargo, muchos son los detractores que atentan contra este deber ciudadano.

El vertimiento de desechos sólidos en lugares no autorizados, la sustracción de recursos del mobiliario urbano y el maltrato a la propiedad pública, constituyen evidencias lamentables que proliferan en la actualidad.

Por otra parte, existe un incremento de personas con conductas deambulantes y prácticas deportivas en áreas inapropiadas, lo que aumenta el riesgo de accidentes, los daños al ornato público y las insatisfacciones de los transeúntes.

A ello se le suma, la irrupción de medios de transporte en lugares peatonalizados y la violación de las regulaciones arquitectónicas. Reflejo del detrimento de valores morales en nuestra sociedad.

La lista de indisciplinas sociales continúa y sus consecuencias son palpables en la degradación del patrimonio citadino, epicentro de múltiples acciones de conservación, restauración y embellecimiento que tantos esfuerzos implican para el país.

Ante esta preocupante situación, ¿qué medidas se toman para erradicarla? o ¿cómo podemos aportar desde nuestra individualidad al bienestar colectivo?

Si bien es necesario aplicar nuevas alternativas y un mayor control de las entidades que velan por el cumplimiento de la ley, también urge una consciencia social para prevenir y denunciar las actitudes negligentes que nos afectan a todos. Aprovechar cada escenario para cultivar una educación cívica en la población, es un reto en el que debemos continuar trabajando.

Es hora de asumir una actitud crítica y protagónica ante este flagelo. Es tiempo de ponerle frenos a un mal que nos está autodestruyendo.

El sentido de pertenencia con la tierra que nos vio nacer y con su historia que renace en cada calle, plaza o rincón camagüeyano, es de los motivos más sublimes para conservar el orden de una ciudad que nos define, que es nuestra y que todos debemos cuidar.

Foto tomada del perfil de facebokk de la OHCC

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