En el municipio de Florida, hay historias que merecen ser contadas. Entre ellas, la de Juana Quesada Noy, una mujer que ha dejado una huella imborrable en este ámbito predominantemente masculino. Con 25 años de experiencia en la construcción, su vida es un testimonio de dedicación, resiliencia y amor por el trabajo.
Juana nació el 26 de febrero de 1944 en San Gerónimo, un pequeño pueblo que, aunque modesto, le enseñó desde pequeña el valor del esfuerzo y la tenacidad. Desde los inicios, el camino no le fue fácil. Comenzó esa carrera como ayudante de albañil, un rol que requería no solo fuerza física, sino también una gran capacidad para aprender y adaptarse a un entorno donde las mujeres eran escasas. Sin embargo, Juana no se dejó intimidar; al contrario, se convirtió en una pieza clave en cada proyecto en el que participó.
Con el tiempo, esa trayectoria la llevó a desempeñarse como cocinera de la brigada de la ECOI 17. Desde esa posición, no solo alimentaba a sus compañeros de trabajo con platillos nutritivos y sabrosos, sino que también construía un ambiente de compañerismo y de respeto. Juana siempre ha creído que una buena comida es el combustible que impulsa a los trabajadores a dar lo mejor de sí mismos. La cocina donde trabajó en poco tiempo se convirtió en un refugio donde las risas y las historias compartidas eran tan importantes como el almuerzo.
Pero la vida de Juana no se limitó a su labor en Florida. Entre sus experiencias más significativas se encuentra la misión internacionalista en Angola, donde trabajó en la provincia de Benguela entre 1983 y 1985. Durante 19 meses, dejó atrás el hogar y a sus cuatro hijos —dos hembras y dos varones— para llevar su esfuerzo y dedicación a tierras lejanas.
Aquella experiencia marcó un antes y un después en la vida de. Juana, no solo por los desafíos que enfrentó, sino también por las lecciones aprendidas en un contexto cultural diferente. Juana regresó con una nueva perspectiva del mundo y una profunda gratitud por las oportunidades que había tenido.
Hoy, al mirar hacia atrás, Juana se siente orgullosa de haber trabajado tantos años en la construcción. El legado de nuestra entrevistada no se mide solo en los edificios levantados o en las brigadas alimentadas, sino en el camino que ha abierto para otras mujeres en el sector.
La historia de la protagonista de este reporte es un reflejo de que la fuerza no tiene género y que cada ladrillo colocado lleva consigo la huella de quienes han luchado por un lugar en un mundo donde tradicionalmente no se les ha dado voz.
Juana Quesada Noy es más que una mujer de la construcción; es un símbolo de perseverancia y valentía. En cada rincón de Florida, el espíritu de Juana Quesada Noy sigue vivo, para inspirar a las nuevas generaciones a seguir sus pasos y a construir no solo estructuras, sino también los sueños.
