Los ojos del mundo volvieron a estar fijos en la pizarra electrónica de votación en el hemiciclo de la Asamblea General de la ONU. Hay expectativas en torno a la Resolución Cubana contra un bloqueo tan cruel como ilegal e inútil. A ese nuevo acontecimiento histórico de un metafórico “David”, pero antillano, quien con su honda lanza una piedra a la cabeza del prepotente “Goliat”, que quiere someter, esclavizar a los pueblos como el símil gigante del Norte, incrédulo de que sea enfrentado por alguien tan pequeño.
Así será la escena triunfante de Cuba, con el respaldo de la inmensa mayoría de los países, que se repetirá por vigésimo novena ocasión, tal y como ha sucedido desde el año 1992, en que por primera vez en la ONU se expresó el rechazo al cerco económico, comercial y financiero que el imperio del norte ha extendido durante más de sesenta años contra la Mayor de las Antillas.
Se calcula que siete de cada diez cubanos han nacido y viven bajo los rigores de la estrategia antisoberana, desde el momento en que entra a la escuela, es atendido en un centro de la salud, por cierto, servicios enteramente gratuitos, hasta cuando pretende con su noble sudor e inteligencia el desarrollo de la economía y el libre comercio con otros países.
En las seis décadas de aplicación del bloqueo impuesto por EEUU, los daños al pueblo cubano se calculan en unos 147 853 millones de dólares, según ha reiterado a medios de prensa y en su cuente Twitter el miembro del Buró Político del Partido y canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla.
En la última votación del informe cubano presentado en la organización internacional, el 7 de noviembre del 2019, «un total de 187 países apoyaron el reclamo de Cuba, tres votaron en contra (EEUU, Brasil e Israel), y dos se abstuvieron (Colombia y Ucrania)», consta en Cubaminrex.
La lucha diplomática – con la manga al codo- frente a los intentos de asfixiar al pueblo cubano, manipulados por los Estados Unidos con el eufemístico: embargo, se despliega actualmente en el marco de la extrema situación coyuntural de la pandemia del coronavirus en todo el mundo.
En el entorno de la crisis sanitaria extendida por todo el mundo y la contracción del mercado internacional, desde principios de marzo del año anterior Cuba ha realizado desembolsos extraordinarios para garantizar los estándares de salud de la población de manera gratuita y la aplicación de múltiples medidas para “no dejar desamparado a nadie”
Sin embargo, Donald Trump, el cuadragésimo quinto presidente de los EE.UU. hasta los últimos días de su mandato tornó muy compleja y agresiva la política hacia Cuba de manera que se aplicaron 243 medidas unilaterales contra nuestro país.
«Eliminan canales para envíos de remesas, prohíben la entrada de cruceros, sancionan buques transportadores de petróleo al país, eliminan vuelos a toda la Isla, exceptuando a La Habana; cancelan servicios consulares en Cuba y los ubican en terceros países; impiden transacciones…» (Cuba en Datos: “Contar” el bloqueo), junto al impedimento fundamental para adquirir medicamentos, equipos y material requerido para enfrentar la pandemia.
Hoy, 23 de junio de 2021, vuelve a ser un gran día en la lucha diplomática contra ese engendro extraterritorial de la política estadounidense. En las últimas semanas, dirigentes gubernamentales y políticos, organizaciones internacionales y muchos, muchos amigos han rechazado el sucesivo ultraje del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba.
