La Habana.- Diputados cubanos denunciaron hoy los efectos del bloqueo estadounidense, política que calificaron como el sistema de medidas coercitivas unilaterales más devastador aplicado contra un país en la historia de la humanidad.
Durante una audiencia pública parlamentaria contra la postura de Washington hacia Cuba, los legisladores reclamaron el fin del cerco económico, comercial y financiero, así como la exclusión de la nación caribeña de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo.
El presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos de la Asamblea Nacional del Poder Popular, José Luis Toledo, resaltó la capacidad del pueblo para resistir más de seis décadas de hostilidad económica y política del gobierno de los Estados Unidos.
Toledo recordó que, desde los primeros años de la Revolución, Washington emprendió una “verdadera guerra económica” contra Cuba, con el objetivo explícito de socavar el apoyo popular al nuevo gobierno.
No obstante, enfatizó que “el pueblo cubano ha sido capaz de resistir todos los embates”, incluido no solo el bloqueo comercial, financiero y económico, sino también su endurecimiento mediante medidas coercitivas, agresiones militares, sabotajes y actos terroristas.
Afirmó que Cuba “permanece firme en su decisión de preservar su soberanía, su identidad nacional y su proyecto social”, atrayendo “el respeto y la admiración de cientos de millones de personas en todo el mundo”.
Por su parte, el diputado Yury Valdés, director general del Instituto Finlay de Vacunas, abordó los daños que provoca el bloqueo en el sistema de salud y lo calificó de “una guerra silenciosa que no se libra con armas, sino con privaciones”.
El legislador subrayó que, pese a más de seis décadas de sanciones, los científicos y médicos cubanos continúan luchando por salvar vidas, mientras el cerco económico les cierra oportunidades de cooperación internacional que serían beneficiosas para ambos pueblos.
A su momento, el diputado Ian Pedro Carbonell destacó que el bloqueo continúa aplicándose con una estrategia de máxima presión, cuyo objetivo declarado es desgastar las condiciones económicas y sociales del país e impedir su desarrollo soberano, en un intento por derrocar la Revolución cubana.
En el sector bancario y financiero, explicó Carbonell, las consecuencias son particularmente severas.
“Las restricciones al uso del dólar estadounidense en transacciones internacionales obligan a la banca cubana a recurrir a monedas alternativas, lo que encarece significativamente las operaciones y genera pérdidas millonarias por fluctuaciones cambiarias y comisiones adicionales”, dijo.
En la audiencia parlamentaria, los legisladores reiteraron los daños que provoca la política hostil en los sectores de las telecomunicaciones, la agroindustria, el suministro de combustible para el Sistema Electroenergético y la coacción de profesionales de diversas áreas.
Foto: Vladimir Molina Espada