
Cándida Rosa Jiménez Amaro, una medalla de plata y promesa cumplida
Justo al pie de la ataúd guardaba restos mortales del notable entrenador de balonvolea Enrique Larrazaleta Dorta, su compañera Cándida Rosa Jiménez Amaro convocó a casi seis discípulas. No derramaron ni una lágrima a pesar del dolor de la pérdida. Todo para un juramento de juego. Era cinco de julio y faltaba muchos camino para…