En los albores de la Revolución, cuando el enemigo amenazaba con destruirla no solo desde el exterior, sino agazapado en los propios barrios, surgía una organización que asumió como primer deber la defensa de aquel proyecto, que se gestó desde el centenario del Apóstol, y que daba continuidad a la larga tradición de luchas iniciada por Céspedes en l868. Era septiembre de 1960 y surgían los Comités de Defensa los cuales durante los próximos días 26, 27 y 28 celebrarán su Noveno Congreso, luego de un extenso y fructífero programa de reuniones que comenzó en marzo del pasado año, con la capacitación de los cuadros en los diferentes niveles.
De los casi 500 delegados y 90 invitados, una buena parte son dirigentes o cederistas de la base, es decir, de las zonas o comités de cuadra, células esenciales de las que se nutre la organización que Fidel calificara como la ¨más versátil¨ y sin discusión, la más numerosa del país.
A lo largo de todo el proceso preparatorio de la importante asamblea que tendrá su clausura el 28, en ocasión del aniversario 58 de los CDR, se ha desplegado un fuerte trabajo con los jóvenes, encaminado a vincularlos a las tareas de dirección, una prueba irrefutable de que la continuidad está asegurada con muchachos y muchachas de menos experiencia, al lado de dirigentes curtidos en la labor de décadas.
Los resultados de esa inter-relación se aprecian en un salto cualitativo en el funcionamiento de las estructuras de base, y en la constitución de los destacamentos juveniles.
La delegación camagüeyana al Noveno Congreso será abanderada el próximo día 12, en el parque Ignacio Agramonte, en la ciudad cabecera provincial, un lugar que ya acumula una larga y rica historia de acontecimientos solemnes de la realidad local y nacional.
En cada cuadra, en cada barrio, se llevaron a cabo durante las últimas semanas trabajos voluntarios en saludo a la importante cita cederista, que con aires de renovación y amplias proyecciones, constituirá un punto de partida y un referente para todos los cubanos, en el ámbito ideológico, en el político y en el social, siempre en defensa de aquellos principios que trazó un luminoso día de septiembre aquel joven barbudo e invicto que guió a un pueblo a construir su destino.