Actualización necesaria: nuevos horizontes en el Código de Trabajo

Camagüey- El panorama laboral cubano llega a un nuevo punto de inflexión con el anteproyecto del Código de Trabajo, a consulta hasta noviembre de 2025.

Más allá de una simple actualización normativa, el cuerpo legal representa una reforma estructural diseñada para redefinir la relación entre el Estado, los empleadores y la fuerza laboral del país. La pretensión de universalidad en su aplicación, abarca tanto al tradicional sector estatal como al pujante sector no estatal, que es quizás su rasgo más definitorio; sentando las bases de un marco de derechos y deberes para todos los trabajadores cubanos, independientemente de dónde o para quién laboren.

El rasgo definitorio para la ocupación informal se asume como la no garantía de la pensión por jubilación o edad, asociada al trabajo. En 2024, existían 831 063 ocupados informales, de ellos 749 094 en el sector no estatal y 81 969 en el sector estatal.

Sin embargo, va más allá en sus intenciones. Complementando la búsqueda de equidad, incluye acápites sobre las personas con discapacidad, reafirmando el compromiso social y el reconocimiento de su pleno derecho a la participación en los entornos de trabajo.

El anteproyecto no se limita a la declaración de intenciones, sino que establece pautas obligatorias para los empleadores, garantizando el acceso, la movilidad y el desarrollo profesional de este colectivo, promoviendo así una fuerza laboral verdaderamente diversa e inclusiva.

Una mirada desde Cubasí

Otro punto importante que busca el anteproyecto de Código de Trabajo es el derecho al teletrabajo. Esta inclusión abre la puerta a nuevas modalidades laborales, permitiendo a los trabajadores realizar sus tareas a distancia, ya sea por la naturaleza intrínseca del puesto o por circunstancias personales, como la necesidad de cuidar familiares.

Esta flexibilidad, largamente esperada, responde a las demandas de conciliación entre la vida profesional y personal y es un paso lógico en la modernización del panorama laboral cubano.

La protección de los ingresos constituye otro pilar fundamental. La obligación impuesta a los empleadores, tanto estatales como del sector no estatal de salvaguardar los ingresos de los trabajadores ante interrupciones o el cese de la relación laboral, introduce un nivel de seguridad económica que busca mitigar la vulnerabilidad de los empleados ante cambios inesperados en su situación laboral.

Finalmente, el Anteproyecto de la Ley del Código de Trabajo se perfila, por tanto, como un instrumento transformador, un reflejo del compromiso de Cuba con la protección de sus ciudadanos. El desafío venidero radicará en la implementación efectiva y la adaptación continua de esta ley, asegurando que sus principios se traduzcan en una realidad laboral más justa, productiva y digna para todos los cubanos.

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