Si me dejaran oír
Ahora más que nunca añoro a aquellos gorriones que merodeaban por el tejado de mi vecina y podía divisar desde mi ventana. Su trinar me daba tanta calma y tranquilidad como el silencio decente de la anciana que sabía iba a extrañar cuando partiera definitivamente de esta tierra… Entonces todo cambió. Mis nuevos vecinos son…