María Antonia, entre las “seños” fundadoras

Hay un fulgor de luz y alegría en el rostro de María Antonia cuando hombres y mujeres, incluso con sus hijos, pasan a saludar por su casa en el reparto Garrido. Es un sencillo homenaje a la “seño” que condujo sus primeros pasos en varios círculos infantiles de la ciudad de Camagüey.

«Algunos hacen una pausa en sus ocupaciones diarias y pasan por mi casa —destaca la educadora— otros  vienen de visita desde los países donde residen o de las misiones internacionalistas; es una gran satisfacción como muestran su cariño. Yo los crie  como mis propios hijos con mucho amor y dedicación durante los primeros años de su vida»

Un total de 1 089 centros de ese tipo en todo el país respaldan el quehacer de las madres trabajadoras (no todos activos por la pandemia del Covid-19) y por estos días festejan los 60 años de la iniciativa social que emprendieron el Comandante en Jefe, Fidel Castro, y  Vilma Espín, presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, aquel 10 de abril de 1961.

 En la mayoría de los barrios y comunidades a lo largo y ancho del verde caimán se adaptaron viviendas de amplia capacidad, o se construyeron nuevas instalaciones en zonas de desarrollo residencial. María  Antonia Aguilar Cervantes fue de las educadores que fundaron el círculo infantil “XX Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada”, en una mansión de la burguesía en la zona de Garrido, y de la nueva edificación adjunta al complejo industrial de Planta Mecánica.

«Yo me he sentido siempre una educadora de círculos infantiles --subraya María Antonia-- Estudié un año como auxiliar pedagógica en 1963 y luego otros cinco como educadora; terminé el preuniversitario para ingresar a la enseñanza superior, pero no pude concluir por problemas graves de enfermedad de mi esposo y también eran inconvenientes los horarios nocturnos y la lejanía, pues era al fondo de La Vigía »

Entonces fluyen recuerdos del primer grupo de quinto año con el cual inició su labor en el “XX Aniversario”  y cómo tuvo que convérsese de que sí… que podía y pudo. Hace mención a los buenos tiempos de su estancia en ese lugar, pues contó con una directora extraordinaria: Esther Sánchez Cordoví. Ya jubilada aún pasaba por el lugar y desde la cerca de barras de hierro transite consejos, basadas en su experiencia en el cuidado de los niños, a las nuevas educadoras.

A la memoria también acuden, en el momento de la entrevista, episodios agradables los años iniciales del círculo de Planta Mecánica, donde además  de los cubanos acudían hijos de rusos, checos y polacos. Para ella fue una gran escuela y contó sobre todo con padres muy comprensivos y cooperativos; a veces le hablaban en su idioma natal y ella se quedaba mirándolos con esa perdurable sonrisa que la caracteriza hasta que ellos reaccionaban “ah no seño…no.. no…en español”

«Me considero una educadora. Transité  por varios círculos infantiles de la ciudad, pues me solicitaban apoyo en la parte educativa  y en la preparación del nuevo personal, mientras algunos inspectores  señalaban sólo los errores en las clases, yo les indicaba como autopreparase.

Todo el mundo me adoraba. Incluso a los tres meses de jubilada vinieron a buscarme para reforzar una tarea, pero en realidad no podía por las condiciones familiares»

 La “seño” María Antonia quiere expresar un consejo final: «A las nuevas educadores sólo les recomendaría que traten y eduquen con mucho amor a los niños, sólo de esa manera le van a corresponder. Yo lo hice  y tuve buenos resultados»

 

 

 

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