José Martí, el hombre de sacrificios y héroe indiscutible

En el intento de dedicarle unas letras a José Martí, encontré palabras de Fina García Marruz que me sobrecogieron. Sus ensayos captan casi el alma del hombre y del héroe de manera simultánea. Refiriéndose a él dice: desde niños nos envuelve, nos rodea, no en la tristeza del homenaje oficial, en la cita de político frío, o en el tributo inevitable del articulista de turno, sino en cada momento en que hemos podido entrever, en su oscura y fragmentaria ráfaga, el misterioso cuerpo de nuestra Patria…Conmueve si escribe, si habla, si vive, si muere ¿Cuál es su secreto? El no actúa: obra. Todo lo que hace está como tocado de un fulgor perenne.
Desentrañando las metáforas descubrimos a un hombre que desde su sencillez habitual tiene palabras que calan, vive una vida por y para Cuba. Sueña, lucha, estudia, crea desde la literatura y el periodismo. Nos acercamos a su ejemplo desde pequeños, desde las primeras aulas. Le encontramos mayormente cuando leemos sus textos y siempre parece que tiene palabras oportunas para todo.
Quizás su periodo más fructífero como orador, político y periodista fueron precisamente los años en que vivió en Norteamérica. Las crónicas escritas desde esa tierra reflejan a profundidad los acontecimientos de la época. Sus discursos y cartas en función de aunar fuerzas  para lograr la independencia de Cuba, merecen ser escudriñados más de una vez.
Por eso, la poetisa e investigadora literaria Fina García Marruz, estudiosa de la obra martiana dice: Cuando lo evocamos en esos primeros años neoyorkinos en que aun es desconocido por sus compatriotas, trabajando hasta bien entrada la noche en una labor mecánica de remuneración pobrísima, entre el calor agotante, «de que sólo lo consuela el elevado y el vaporcito que lo lleva a Brooklyn, corriendo con su bombincito negro y se casaca común por todos los rincones de la gran colmena americana», pensamos maravillados que es por entonces no sólo el escritor que asombra a Darío, sino el hombre de quien afirma un soldado humilde: no entendíamos todo lo que decía, pero al oírlo, queríamos morir por él.
No tenía además un salud fuerte, por lo general padecía múltiples enfermedades que le imitaban a diario. Pero su espíritu, sus sueños, sus ansias de libertad para la Patria, eran más fuertes que su realidad personal.
Lejos de la familia, de la esposa y del único hijo; su vida estuvo signada por el exilio, la ausencia de comodidades  materiales, mucho esfuerzo intelectual e investigación profunda.
Sin temer a las  utopías, con la sencillez del buen amigo pero junto a un verbo fuerte, exhorta a hombres humildes como los tabaqueros de Tampa y une a  líderes de la Guerra Grande en pos de una nueva contienda. Tras su labor reiniciaron las luchas  por la independencia en Cuba en 1895 y en ese camino logramos definitivamente esas ansias en 1959.
La República con todos y para el bien de todos, donde hombre es más que blanco, más que mulato, más que negro; esa nación que vio diseñó bajo su pluma o frente a multitudes, esa Patria con derecho a la autodeterminación, es realidad hoy.
Llegará pronto el 28 de enero y cuando suceda,  no debemos olvidar que la posibilidad de ser nosotros mismos y no colonia de nadie, muchos la defendieron antes, al costo de sus existencias y de sus vidas.