Cándida Rosa Jiménez Amaro, una medalla de plata y promesa cumplida

Justo al pie de la ataúd guardaba restos mortales del notable entrenador de balonvolea Enrique Larrazaleta Dorta, su compañera Cándida Rosa Jiménez Amaro convocó a casi seis discípulas. No derramaron ni una lágrima a pesar del dolor de la pérdida. Todo para un juramento de juego. Era cinco de julio y faltaba muchos camino para llegar a la cancha holguinera y soñar con una medalla de cualquier color para el hombre que vio como necesario el resurgir en su Camagüey de la práctica que tanto amó.

Para el objetivo era necesario el sacrificio, tanto en lo personal, como lo profesional por parte de la alumnas. Luego de la hora cero, vencieron a todos sus rivales, a excepción de Pinar del Río. Finalmente ocuparon el segundo lugar en el podio en lo que la propia Cándida Rosa define como una plata con sabor a oro. Quedaron atrás las pesadillas del último lugar nacional de 2024, los señalamientos, las dudas y un largo camino que les llevó a una experiencia ante las mejores sextetas de Cuba, de la primera categoría en marzo, con actuaciones poco decorosas sin el disfrute ganar al menos un parcial. No podía repetirse la historia, la madre de las morenas planteó a su amado un cambio.

Las fortalezas del equipo estuvieron en el ataque, un saque temible y un bloqueo que los resuelve todo. En este último aspecto sobresalió Naomi Fernández Díaz, una esmeraldense que se llevó a su casa el premio individual dedicado a las que no dejan cruzar el balón a las atacantes en la red.

“Mis alumnas son guerreras camagüeyanas” refirió la propia Jiménez Amaro al hacer alusión a su capitana Daikelín Garraguay Mustelier. Ya con matrícula en la escuela nacional, mostró liderazgo todo el tiempo en la cancha y en los tiempos técnicos.

Otra medalla va al palmarés de la notable entrenadora Cándida, formadora de varias morenas del Caribe. Son más de 50 años de preparación y afirma seguir hasta que las fuerzas le permitan. Desafía incluso la muerte. Su reto actual es el renacer; tiene el mismo hambre de triunfo de años atrás.

En casi todo el desarrollo del diálogo hizo hincapié en la importancia de la disciplina como característica de su trabajo. A decir de ella se cultiva a diario por la conciencia y no por imposición.

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