Julio Antonio Mella, “¡Muero por la Revolución!”

Julio Antonio Mella pertenecía a la nueva generación de intelectuales y revolucionarios cubanos que emergieron en la DÉCADA de los años VEINTE del siglo pasado. Mella traía los ideales de libertad en la sangre: era nieto del general dominicano Ramón Matías Mella y Castillo, UNO de los próceres de la independencia de ese país. Su padre, Nicanor, era UN defensor del derecho de los pueblos de Latinoamérica a la emancipación total y UN duro crítico de las injerencias de Estados Unidos en estas tierras.

Desde niño, Mella conoció la vida y la obra de José Martí. Cuando estalla la Gran Revolución Socialista de Octubre, tenía solo QUINCE años de edad, pero se convirtió en admirador de las acciones protagonizadas por el pueblo ruso y de la llamada filosofía marxista.

En MIL NOVECIENTOS VEINTIUNO, Mella matriculó las carreras de Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana.  El centro de altos estudios estaba muy lejos de ser lo que se esperaba de UNA institución de su tipo y eso hizo estallar su creciente actividad política de reforma estudiantil y social.

En MIL NOVECIENTOS VEINTICUATRO ingresó en la Agrupación Comunista de La Habana, donde se interesó también por las luchas del movimiento obrero lideradas por Alfredo López y Carlos Baliño. Fue fundador de la sección cubana de la Liga Antiimperialista de las Américas y del PRIMER Partido Comunista de Cuba.

Junto a Rubén Martínez Villena, Mella inició el análisis marxista de la historia nacional con trabajos como CUBA: UN PUEBLO QUE JAMÁS HA SIDO LIBRE, escrito en MIL NOVECIENTOS VEINTICINCO. Eso sin contar las publicaciones de ALMA MÁTER y JUVENTUD, revistas de la Federación de Estudiantes Universitarios, organización fundada también gracias a su empuje.

La represión del gobierno de Gerardo Machado hizo que lo expulsaran de la universidad y lo encarcelaran. Aunque la presión popular y UNA huelga de hambre lograron su liberación bajo fianza, Mella tuvo que exiliarse posteriormente en México. Fue allí donde DOS balas de UN revólver calibre TREINTA Y OCHO acabarían con la vida de este joven en enero de MIL NOVECIENTOS VEINTINUEVE. NO había cumplido los VEINTISÉIS años, y aún hoy permanecen sin esclarecer muchos detalles sobre su muerte y sus asesinos.

Pero Mella es UNO de los mejores ejemplos que pudieran seguir los jóvenes cubanos. El ímpetu le hacía defender sus ideales con pasión, al punto de mantenerse firme cuando los propios compañeros de lucha le cuestionaban algunas de sus acciones. / A.L., especial para PI.