¿Qué define a las madres?; difícil pregunta porque puede ser su amor, complicidad, enseñanzas o sacrificios. Para gran parte de la humanidad, la maternidad representa un elemento sagrado sin importar la cultura o la religión. La mamá es el ser central en el ecosistema hogareño; sí está todo fluye de maravilla, y si falta aparecerá el señor caos.
En ocasiones se piensa que MAMÁ solo lo atribuye la biología y la genética, y en muchos casos se cumple, pero la existencia humana es tan rica y compleja que no se obtiene ese título solo por dar a luz. Incontables son los casos de mujeres que son “madres” aun sin haber llevado la semillita de la fertilidad en su vientre. Porque ejercer la maternidad va mucho más allá de solo traer un hijo al mundo.
Las buenas abuelas son seres fuente de sabiduría y de consejos, a veces aprensivos o añejos, pero cargados de la intención de ayudar. La mamá de mamá o de papá muchas veces asume el rol de cuidadora, de cocinera gourmet, de duende de juegos o abogada de un juicio dónde muchas veces ya ganó el peque. En varios esquemas familiares su rol es fundamental, y duele cuando por un motivo u otro ya no está.
Que haríamos sin las tías cómplices; hermanas que llegan para entretener al bebé; ser la cool de la familia en los ojos infantiles; el cómplice de travesuras o el apoyo incondicional cuando decirle una situación a la familia se vuelve un problema.
A veces el deseo maternal toca fuerte y la realidad médica niega el sueño de manera natural. Ante esta bofetada de la vida, muchas mujeres reciben a hijos del corazón para entregar todo ese cariño de manera incondicional y sin distinciones. En esa línea, muchas madrastras escapan del diseño de cuentos de Disney para convertirse en la bendita excepción de la regla. En muchos casos, ellas se convierten en refugio sentimental para hijastras e hijastros.
En casos las madres de la vida llegan para una enseñanza o un consejo, y desaparecen con la misma habilidad para quedar en el más grato recuerdo. Otras incursionan a mitad de la carrera, y no se van, permanecen en el ritmo contrarreloj para llegar a la meta.
El mundo diverso para todo, y en este caso, la biología humana no es el único requisito necesario para asumir el rol de “mami” en el momento preciso. Por un instante, un tiempo o durante la vida, todos tienen una madre, y no biológica. Felicidades a todas las mujeres, oponentes eternas, de los retos del loco mundo de la maternidad; todo ello por los hijos de sangre y los de la vida.