Cultura jurídica a las puertas de una nueva reforma constitucional

La Constitución actualmente en vigor fue aprobada en referendo popular en 1976, y ya cumple poco más de 40 años. Aunque le fueron introducidas modificaciones parciales por la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) en 1992 y 2002, su marco histórico ha sido rebasado por los importantes cambios económicos y sociales que siguen teniendo lugar en nuestro país, sobre todo en la última década. La sociedad cubana de hoy, además, es mucho más culta, diversa y compleja que la de hace medio siglo y ello hace necesario un marco constitucional más inclusivo que lo refleje.

De ahí la necesidad de que todo nuestro pueblo concientice lo importante que resulta instruirse al respecto; máxime cuando estamos inmersos en un proceso de institucionalización que para ser efectivo requiere de no pocas transformaciones legislativas, sin las cuales sería difícil lograr la actualización del modelo económico- social cubano.

En tal sentido, si bien es cierto que existe escasa disponibilidad de textos contentivos de disposiciones legales en todos los ámbitos y niveles jerárquicos del Derecho, también es real la poca demanda que tienen los mismos. Tal pareciera que tiene poca importancia lo que se legisla.

La sociedad evoluciona cada día más rápido en sus relaciones sociales, lo cual exige la adaptación de las regulaciones legales al contexto histórico que vivimos, y su vez requiere de un conocimiento básico para hacer uso del ordenamiento jurídico que rige su vida en todos los ámbitos.

Entrando en materia de la reforma que se avecina debemos explicar que, una vez  aprobado soberanamente por la Asamblea Nacional el anteproyecto que presentará la comisión, una de las tareas más importantes será la consulta popular en comunidades, barrios, centros escolares y de trabajo, unidades de los ministerios del Interior y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, así como en nuestras embajadas en el exterior, para que también participen los colaboradores cubanos.

Una vez concluidos los debates se procesarán las opiniones y sugerencias que en ellos se generen. Entonces, de nuevo la Asamblea, único órgano con facultad constituyente y legislativa en el país, analizará el proyecto del texto constitucional fruto de esas consultas y aprobará, en su momento, la Carta Magna que será sometida a referendo popular, pues al ser una modificación de peso requiere según el artículo 137 dicho requisito de validación. Sin dudas, es a su vez una excelente expresión de democracia en cuanto a la participación popular en la toma de decisiones políticas en nuestro país.

La Constitución ejerce una función de norma superior, en la que descansa su supremacía sobre el resto de las normas, lo que técnicamente hablando se llama principio de jerarquía normativa y significa que la misma es la cima de la pirámide que compone el ordenamiento jurídico, además tiene un contenido esencialmente político pues los principios, valores, derechos, las garantías y límites que reconoce son la expresión más alta del consenso en materia política de una sociedad.

Hacemos énfasis en el tema de la supremacía constitucional porque es el que dota de coherencia, funcionabilidad y posibilidades de reproducción del sistema político, económico y social asumido por nuestra sociedad. Esta es una cuestión muchas veces subvalorada en opinión de muchos a consecuencia de la escasa importancia que ha tenido hasta hoy la Ley de leyes cubana en nuestra cultura política y praxis institucional.

Esta modificación constitucional es de gran importancia pues será la brújula que guiará jurídica y políticamente el país durante décadas, sin embargo, para que tenga la significación que merece el pueblo debe comprender el papel que juega en este proceso y el primer paso es realizar debates profundos en la consulta del anteproyecto, aclarar todas sus dudas, ser propositivos en función de la construcción de la que será nuestra nueva Carta Magna y luego, ser contundentes en las urnas para aprobar el proyecto resultante de dicha consulta, lo que constituiría a su vez la expresión más alta de la voluntad política de nuestros ciudadanos y de la soberanía que caracteriza la toma de decisiones políticas en nuestro país.

Por último nos tocará a todos hacer una exegesis profunda una vez aprobada para comprender en detalle todo lo plasmado en tan importante acto normativo, pero más que nada debemos comprender que para ser un pueblo completamente culto, como ha aspirado desde hace tiempo la dirección histórica de nuestra Revolución, resulta necesario elevar en primer lugar nuestra cultura jurídica para estar siempre informados de todo lo que se legisla por los órganos competentes para ello y en especial de nuestra Ley de Leyes.

 *Especialista de posgrado en Derecho Penal. Profesor Asistente de Ciencias Penales y Criminológicas, Departamento de Derecho, Universidad de Granma. Cuba