Camagüey- De constitución física muy delgada pero con una energía que contagia, se le ve en el ir y venir siempre impecable como enfermera. Es muy solícitada en la atención a los pacientes , para los cuales no tiene horario, pues se caracteriza por su entrega; tal es así que luego de jubilarse, decidió reincorporase a lo que con tanto placer realiza.
Con apenas 17 años Catalina Whitlinhom Pupo se adentró en el mundo de la enfermería , como auxiliar pediátrica en el año 1975; una profesión que hasta estos días le apasiona, según refiere, y a la cual le ha dedicado casi 50 años de servicio.
Sus inicios, me cuenta fue allá en el antiguo Central Senado, por aquel entonces hospital Noel Fernández, siendo auxiliar de enfermería hacía de todo, simultaneaba en el salón de partos, cuerpo de guardia, y en la sala de medicina, experiencia que no olvida dentro de su vida laboral, por lo mucho que aprendió y que hoy le sirven para la labor comunitaria que realiza en el consultorio médico de la familia, programa al que se integra en 1999 y al cual le ha dedicado más de tres décadas.
El trabajo con la comunidad, la familia , conocer sus problemas y sobre todo la prevención de enfermedades , es algo que le satisface en su andar como enfermera del consultorio, guarda disímiles anécdotas, pero hay una que la marcó, y fue cuando junto a la doctora tuvieron que hacerle el parto de urgencia a una embarazada en la casa que se encontraba en periodo expulsivo, pero con agrado me dice que todo salió bien.
Siempre le aconseja a las nuevas generaciones de enfermeras , el amor por la profesión , alta cuota de humanidad y empatía con el paciente , pero deja claro que siempre será enfermera, porque es una de las razones de su existencia.
Por María Irene Maxan