La rebeldía que nos distingue y salva

Los cubanos seguimos siendo rebeldes y eso quiere decir que hay continuidad. La defienden rostros jóvenes al frente del combate, junto a los héroes de la gesta moncadista y a los de la sierra y el llano. Eso es la continuidad.

El reconocimiento del proyecto cubano de justicia, perfectible, pero en el camino hacia la dignidad plena del hombre, como lo soñó José Martí, nos hace continuidad, unido a las conquistas que iluminan el camino, esas que seguimos defendiendo.

En cada plaza cubana, en cada concentración, en los reconocimientos y abrazos colectivos, en los puños firmes y alzados, nos convoca la rebeldía por el 26 y por la Patria, por la continuidad y el bienestar de nuestro pueblo.

Con valentía y amor salvemos la vida frente al odio y al egoísmo de los enemigos de siempre y hagámoslo ahora con el accionar productivo, necesario en cada lugar, como servidores de excelencia de un pueblo digno y estoico que no se rinde y que enarbola, más altas que nunca, las banderas de la independencia y la libertad.

Seamos útiles en el ejercicio de salvar a la nación con civismo, decencia, sensibilidad y solidaridad, desde nuestros más profundos sentimientos espirituales.

Ante la amenaza de los que apuestan por el fin de la Revolución Cubana, alcemos con fuerza las armas de las ideas, del trabajo y de los valores humanos, con el mismo compromiso, con el que empuñaron sus fusiles los rebeldes que asaltaron el Moncada, conducidos por Fidel 72 años atrás, el 26 de julio de 1953. Así es la rebeldía que nos distingue y salva, y que conmemoramos.

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