Venezuela sufre hoy la mayor embestida en la historia de la Revolución Bolivariana.

 

El ministro de Defensa venezolano Vladimir Padrino López declaró que los comandantes de las ocho regiones de las fuerzas armadas en el país mostraron su respaldo al presidente constitucional Nicolás Maduro. La FANB » siempre ha sido apegada a la constitución, a las leyes, a los verdaderos valores de la patria, la auténtica patria». teleSUR

¿POR QUÉ VENEZUELA?

Estados Unidos ha apostado a derribar al gobierno de Nicolás Maduro y, junto a algunos gobiernos oligárquicos de la región y la OEA, ha violado cuantas normas del Derecho internacional existen, y hasta reconocieron a un opositor que se proclamó «presidente» en un mitin con algunos trasnochados de la ultraderecha, que buscan cuotas de poder en un hipotético reparto del pastel si se elimina la actual administración, legítima, democrática y revolucionaria.

 Estados Unidos, que se apresura a incentivar el posible estallido de confrontaciones que pueden costar muertos y heridos, no se acostumbra a que un gobierno de la región no acate sus órdenes y no aplique el modelo neoliberal capitalista que quieren imponer como patrón.

De Venezuela pretenden abolir, en primer lugar, su ejemplo, su resistencia, su permanente solidaridad para con otros pueblos, la construcción de un modelo de sociedad que ha llevado hasta la cima la realización de programas sociales inclusivos, que ha construido más de dos millones de viviendas en los últimos dos años, que ha llevado los servicios de salud, de calidad y gratuitos a toda la población, que enarboló la bandera de cero analfabetismo y prepara a decenas de miles de sus hijos como profesionales universitarios comprometidos con la construcción de un presente y un futuro mejores.

 Sabe muy bien el imperio que en la geopolítica de las administraciones norteamericanas, la República Bolivariana es como una piedra en el zapato, un ejemplo a repetirse, un estandarte para la acción revolucionaria; y por tanto hay que destruir ese proyecto.

 El apetito estadounidense para apoderarse de Venezuela tiene los ojos puestos en los recursos de esa nación, en su petróleo, que es la mayor reserva del mundo; en su oro, y otros metales que la convierten en presa codiciada.

 Ayer, cuando un opositor de extrema derecha, desconocedor por completo de la Constitución del país y del Derecho internacional, se autoproclamó «presidente», todo estaba listo para que desde Washington se le diera el visto bueno, y tras el amo, los gobernantes de Argentina, Paraguay, Brasil, Colombia, Canadá, Perú, Costa Rica y la Organización de los Estados Americanos (OEA) dieron su apoyo al impostor.

 Para que no quede duda alguna de cuál es el propósito de EE. UU., el presidente Donald Trump expresó en su cuenta de Twitter que «los ciudadanos de Venezuela han sufrido durante demasiado tiempo a manos del régimen ilegítimo de Maduro. Hoy he reconocido oficialmente al Presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Juan Guaidó, como Presidente interino de Venezuela», agregó Trump.

 Imagino que en esta comparsa mediática con la que se quiere envenenar al mundo, las transnacionales petroleras norteamericanas estén esperando su turno para lanzar sus garras y apoderarse del petróleo.

 El Departamento de Estado y el Pentágono deben ser de los primeros en recibir órdenes para ocupar ese país, con la ambición de establecer un dominio casi completo en lo que, desde la Doctrina Monroe, ha sido considerado el patio trasero para EE.UU.