La medida más radical: Ley de Reforma Agraria

Al triunfo de la revolución, el 1 de enero de 1959, el gobierno provisional revolucionario compuesto por las diferentes fuerzas que habían luchado contra la dictadura batistiana, tuvo que afrontar las difíciles situaciones sociales y económicas acumuladas durante años; en un país saqueado hasta la saciedad por los gobiernos de turno e intereses foráneos.

El máximo líder de la revolución, el comandante Fidel Castro, años antes; en el juicio de la causa No 37 de 1953 por las acciones de los asaltos a los cuarteles “Moncada y Carlos Manuel de Céspedes” en su alegato formidable e histórico conocido como “La historia me absolverá”, analizó el problema agrario del país.

En él, se refirió a la necesidad de aplicar una ley que concediera la propiedad inembargable e intransferible de la tierra a “todos los colonos, subcolonos, arrendatarios, aparceros y precarista (…)”, ya que las principales causas del problema agrario de Cuba estaban en la desigualdad de la propiedad de la tierra.

Por ello la promulgación de una ley agraria dictada por la naciente revolución ocupaba un punto permanente en la agenda del Consejo de Ministro desde que el Dr. Fidel Castro asumió el cargo de Primer Ministro en febrero de 1959; junto a otras medidas de carácter social, que no se habían promulgado, en más de un mes de haber triunfado la Revolución.

En lo sucesivo, en las noches se reunía un pequeño grupo formado por Ernesto Guevara, Segundo Ceballos, Oscar Pino Santos, Antonio Núñez Jiménez, Vilma Espín y Alfredo Guevara Valdés bajo la dirección de Fidel, en la casa que habitaba el Che en la playa de Tarara para elaborar el proyecto de ley que pondría fin al régimen latifundista en Cuba.

Las discusiones de los artículos del anteproyecto de ley se tomaron de las minutas presentadas por Pino Santos y Segundo Ceballos, fusionadas en una sola por Núñez Jiménez y el Che.

En el calendario

El día escogido para su promulgación fue el 17 de mayo Día del Campesino, en honor al campesino Niceto Pérez asesinado en 1946; el lugar la “Comandancia de la Plata” en la Sierra Maestra.

En horas de la tarde seccionó el Consejo de Ministro para ratificar por tercera vez la Ley de Reforma Agraria, la misma debía darle al país un ordenamiento económico y social.

El voto favorable de más de las dos terceras partes del consejo permitió integrarla a la Ley Fundamental de la República. En la sección se designó al Primer Ministro Dr. Fidel Castro como presidente del Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA).

La ley no fue hecha con apuro, ni en diez o quince días del triunfo revolucionario sino a los cuatro meses y 17 días del mismo, después de amplios debates, después de haberla presentado al pueblo sobre la convicción de lo imprescindible de dictarla y la necesidad de contribuir económicamente con ella.

La tierra en manos de los humildes y trabajadores

La Ley de Reforma Agraria fue la más transcendental e importante de todas las leyes adoptadas por la revolución en los primeros años, fue la ley que contó con las simpatías del pueblo antes de ser aplicada, no sólo por haber entregado la tierra a cien mil campesinos y acabar con el latifundio; sino por  librar a estos de la explotación inicua a que estaban sometidos, llevándole bienestar al sector más sufrido y olvidado; abandonado a través del tiempo.

La ley por el alcance formidable y sus perspectivas para Cuba, le permitió al país colocarse en el primer lugar de Latinoamérica, en cuanto a los problemas agrarios, pues su promulgación era el primer paso para librarse del subdesarrollo y alcanzar stándares de vida superiores, consientes que con ella se lesionaban intereses, que producirían la natural oposición a una medida de esta índole.

En tierra agramontina

En Camagüey el apoyo a la Ley de Reforma Agraria se vivió desde los meses previos a su firma. En la clausura de Congreso provincial Campesino donde se debatieron los problemas de la tierra y de la campaña Pro- Reforma Agraria en la región, contó con la presencia del Primer Ministro.

El 12 de abril, Fidel hablaría al pueblo camagüeyano en el Parque Finlay, para ello el movimiento 26 de Julio convoco al pueblo. Los Ferrocarriles Consolidados dispusieron la salida trenes para hacer más viable la asistencia de los camagüeyanos a la gran concentración desde Nuevitas, Santa Cruz de Sur, Morón y uno de Lugareño, de forma gratuita.

En el, Fidel expresó “La Reforma Agraria será en Camagüey la provincia donde más ampliamente se desarrolle… por existir mucha tierra que no está en producción y por existir muchos latifundios (…)”.

Unos de los sectores que participó en el acto fue el ferroviario, con sus diferentes colectividades entre ellas: jubilados y pensionados de los Ferrocarriles, Asociación de Empleados de Oficina, Asociación Ferroviaria de Talleres “La Unión”, Ferroviarios y Trabajadores Unidos, Hermandad Ferroviaria de Cuba y Sindicato Ferroviario “La Unión” de Morón.

Los ferroviarios demostraban así  su total adhesión a los planes y proyecciones del gobierno revolucionario,  a la vez, donaban maquinarias e implementaos agrícolas a la Reforma Agraria, en apoyo a la batalla económica que libraba el país desde sus inicios.