Los lacayos de la OEA no pueden ocultar la voluntad del #YoVotoSí

Aclaro que no soy un erudito, ni un politólogo, ni un experto en temas de Derecho Internacional, sino simplemente un cubano  que se preocupa  por cuanto acontece en este mundo nuestro tan convulso y en el que los apetitos de los poderosos parecieran no tener fin, mientras que la miseria de las grandes mayorías se estira interminablemente.

A pesar de tal aclaración, me atrevo a afirmar rotundamente y sin temor a equivocarme que la Organización de Estados Americanos (un nombre que ya no se ajusta ni remotamente al circo que representa), la mismísima O.E. A tan llevada y traída, constituye la institución de su tipo más desprestigiada sobre la faz de la tierra.

Pudiéramos remontarnos a los difíciles días de Playa Girón, cuando salvo muy raras excepciones, los países prisioneros del ¨círculo de influencia¨ del Tío Sam  intentaron aislar a Cuba, una pequeña isla asediada y atacada militarmente por una banda de traidores armados y organizados por la potencia norteña.

Pero no es preciso hacer una relatoría de los desafueros de la cofradía de quienes toman el libreto escrito en Washington  y lo siguen al pie de la letra, ignorando olímpicamente que en el mundo existen palabras como soberanía, pudor, dignidad y respeto por la verdad.

Una y otra vez, sobre todo en los últimos tiempos, el ¨equipo¨ de Almagro y compañía se empeña en el vano intento de desprestigiar a la Revolución Bolivariana, la cual tratan de pintar como violadora de los Derechos Humanos, sin tener en cuenta cuánto se ha hecho en el país sudamericano desde que resultó electo democráticamente Hugo Chávez hasta el gobierno de Nicolás Maduro, más que respaldado por el pueblo y reconocido por una multitud de personalidades y observadores internacionales.

 

                                                                                                                                                   Niños y niñas custodiarán las urnas el 24 de febrero

No ignoran ni en la ONU ni fuera de ella los intentos de la OEA para  provocar e incitar una intervención militar por parte de los Estados Unidos, ni las repetidas violaciones del Derecho Internacional que se han consumado contra Caracas.

Ahora el show se muda de escenario, y arremeten los asalariados de la Casa Blanca, los que tratan de ayudar a la ¨reconquista¨ del traspatio, contra la mayor de las Antillas, que por enésima vez desde enero de 1959 se apresta al  más rotundo ejercicio de democracia y respaldo popular, cuando el próximo 24 de febrero votemos mayoritariamente por nuestra Constitución.