Por la patria, otro 24 de febrero

Era una clara mañana de febrero de 1895… el día marcado con el número 24 en el calendario, en apariencia una jornada como otras tantas, pero que en solo unas horas se habría inscrito como uno de los hitos trascendentales en la historia de Cuba.

De manera escalonada, los jinetes y algunos hombres a pie, se fueron agrupando en el lugar indicado, para convertir lo que hasta entonces fuera un disperso deambular de personas, en una tropa que aunque incipiente, constituía el núcleo de un incendio que cubriría la isla desde oriente hasta occidente, durante años de cruenta y desigual  contienda.

No importaba el color de  los futuros soldados de la libertad; negros, mulatos, algún chino, e incluso europeos, colocaron hombro con hombro para cerrar filas contra el poderoso ejército de la metrópoli española; había masones y  otros que solo sabían del rudo trabajo del campo, y de la miseria que vivían las familias…la patria los unía.

Año 2015, febrero 24… una noche, clara y fresca como tantas…

Poco a poco, se agrupan los vecinos en el sitio acordado; allí está el anciano combatiente de la sierra; más acá el joven universitario, y allá varias federadas… negros, blancos, hombres, mujeres, jóvenes y viejos, y los infaltables pioneros.

Es otra fecha importante para la Cuba de todos, y no importa credo, ni filiación política  ni sexo, nivel cultural o empleo; una vez más se escucha alto y claro, el llamado de la patria a cerrar filas, en una nueva jornada que se inicia, no con  el sonido enardecedor de los clarines ni el piafar de los caballos, sino con el Himno de Bayamo, que convoca.

En cada municipio cubano, en esta fecha por demás simbólica, los vecinos dan su inequívoco Sí a nuestra Democracia, que no postula personajes ni sigue las demandas de campañas políticas; solo es necesaria la virtud, la experiencia, la sabiduría, el ejemplo y la dedicación, esos atributos que los pueblos ven con certera mirada, para elegir a  los mejores.