Orígenes y perseverancia sanjuanera

El origen del San Juan a la camagüeyana data de la segunda década de los años 1700, cuando llegaba la primavera a la entonces Villa de Santa María del Puerto del Príncipe. Aunque estaba relacionado con la ceremonia religiosa del Corpus Christi el 24 de junio, la esencia se transformó en eminentemente profana, por el quehacer de hacendados y vaqueros que arriaban sus rebaños hacia los corrales del mercado anual de reses.

Terminada la dura faena, festejaban las transacciones de compra-venta con competencias de caballos, paseos de volanta y amenas tertulias. (1)

Cronista de las fiestas “sanjuaneras”, el hijo ilustre de esta comarca Gaspar Betancourt Cisneros, conocido como El Lugareño,  escribió en 1853: «Era todo un saltar en la cama, almorzar o no, ir al pesebre o patio, ensillar el caballo, salir a la calle a dar carreras, gritos desaforados, provocar a los mirones, invitarlos, llevárselos, burlarse de las viejas, decirse sendas claridades, al feo, feísimo, al tonto tontísimo, al plebeyo, plebeyísimo..»  (2)

Por su parte, en su libro “Leyendas y tradiciones del Camagüey” el poeta y ensayista contemporáneo, Roberto Méndez Martínez destaca: «A pesar de su nombre genérico no se trataba de una fiesta religiosa sino profana que se ubicaba de manera estable entre las celebraciones católicas de San Juan Bautista (24 junio) y San Pedro (29 junio), aunque muchas veces su extensión es mayor». (3)

Las puertas de las viviendas se abrían para acoger a los bulliciosos ganaderos con manjares y bebidas en el tercer asentamiento de la villa, establecido en 1528 entre los ríos nombrados hoy Tínima y Hatibonico (precedidos por el fundacional en Nuevitas y luego trasladado a las cercanías del río Caonao). Además, en muchos lugares se preparaba un excelente ajiaco, un caldo de origen taíno, cuya receta enriquecieron los nuevos pobladores con carnes saladas de res y cerdo, además de una variedad de viandas.

En las primeras décadas se originaron los paseos de volantas con refinados pasajeros y  bellas camagüeyanas –Amalia Simoni fue elegida reina de la nobleza en 1866– (4), junto a carretas engalanadas,  personas cubiertas desde la cabeza a los pies con sábanas, “ensabanados”,  y otros rústicos disfraces, conocidos como “mamarrachos”.

Con algunos agregados a la tradición renacieron los sanjuanes en tiempos de la República como el desfile de carrozas, comparsas y, finalmente, el toque distintivo en el país del tambor africano en las congas; el engalanamiento de las calles y bailables en áreas públicas. A la larga resultaron temporadas de mucho provecho para comerciantes, quienes buscaban beneficio monetario y propaganda a sus productos y establecimientos.

En una etapa posterior,  la fiesta del confrontó variaciones en su concepción con la nomenclatura carnaval, cambio de fechas, pérdidas de costumbres y la asimilación de alternativas.(5) En el año 1994 retoma el nombre de San Juan.

Según valoración de historiadores esta tradición popular camagüeyana junto a Las Charangas de Bejucal (La Habana); las Parrandas de Remedios, (Villa Clara); y los carnavales de Santiago de Cuba, son las fiestas con más arraigo en la isla.

Cada 23 de junio, a las doce de la noche, con la lectura del bando en uno de los balcones el antiguo Ayuntamiento de Camagüey, hoy sede del Gobierno Municipal, comienza la algarabía que trastorna la placidez de las noches en la otrora villa principeña. Son cinco días de fiesta en calles y plazas que tienen el punto final en la tarde del 29 de junio con el divertido entierro y  la simbólica quema de muñecos de San Pedro.

 Los lugareños se despiden con añoranza de esta herencia cultural hasta el próximo año.

 

 

 

Notas:

  1. El Camagüey Legendario, segunda edición 1960, un libro que tuvo muchos dueños hasta que llegó a mis manos.
  2. El Aguinaldo Habanero, l837
  3. “Leyendas y tradiciones del Camagüey” , Editorial Ácana, 2013
  4. Amalia Simoni, patriota camagüeyana, esposa del Mayor General Ignacio Agramonte en la Guerra de los Diez Años.
  5. http://www.pprincipe.cult.cu/ciudad-pasado/el-san-juan-camagueyano-despues-revolucion-variaciones-una-concepcion-tradicional.htm