Girón eterno de nuevos tiempos

En estas semanas que la humanidad atraviesa por una situación fuera de lo común debida a la pandemia de la Covid-19, en lo que a cubanos y cubanas respecta, el mes de abril está lleno de significados. Más que conmemorar, actualizamos eventos que marcaron para siempre nuestra vida nacional.

La permanencia en casa de unos, en labores imprescindibles otros, y nuestros trabajadores de la salud en su lucha por salvar vidas dentro y fuera de nuestras fronteras como gesto de supremo amor solidario, hacen que este abril de 2020 añada nuevos motivos de reflexión. 

Hace exactamente 59 años, en la histórica esquina habanera de 23 y 12, el pueblo de Cuba congregado allí despidió a las víctimas de los bombardeos perpetrados por la aviación mercenaria contra los aeropuertos de Santiago de Cuba, San Antonio de los Baños y Ciudad Libertad. La Patria se ensangrentó como preludio de lo que acontecería al día siguiente, la invasión mercenaria por Playa Girón. 

El 16 de abril de 1961, bajo la certera guía de nuestro líder eterno Fidel Castro Ruz, Cuba dio un paso decisivo en su camino hacia la definitiva independencia. La Revolución Cubana que comenzó en 1868 y consolidó su guerra de liberación con el triunfo de 1959, emprendía el camino irreversible al Socialismo. Aquella opción patriótica, símbolo de nuestra autodeterminación, alcanza a nuestros días. 

Más de medio siglo de lecciones heroicas y victorias no le han servido como escarmiento a los enemigos de la Revolución Cubana. En su desequilibrado afán por destruir la obra de todo un pueblo, acuden a cuanta alevosía y perfidia les viene en gana. El imperialismo yanqui y sus servidores contumaces continúan desoyendo la racionalidad y el sentido común. Cuba, por su parte, mantiene su postura independiente, meridiana y abierta a solucionar cualquier diferencia por la vía del diálogo basado en el respeto mutuo y nuestra autodeterminación. 

Una nueva generación de dirigentes – herederos de Fidel, Raúl y los próceres de todas las épocas – ha asumido la conducción del proyecto social por el cual optamos hace 59 años. Esta es la generación de la continuidad revolucionaria, lo que significa hacer en cada momento lo que cada momento reclama, y hacerlo con la misma dignidad, ética y fortaleza legada por nuestros predecesores, varios de ellos felizmente acompañándonos en este andar. 

Al enemigo imperial se añade hoy otro, de carácter invisible y no menos mortal, que amenaza la salud y las vidas de nuestro pueblo y del resto del mundo. Con la misma hidalguía miliciana de los primeros años, enfrentamos, combatimos y derrotaremos la Covid-19. Contamos con un ejército de batas blancas heredero de las Milicias Nacionales Revolucionarias que en Girón derrotaron al enemigo. Asimismo, en demostración de plenitud solidaria, parte de nuestra propia esencia, nuestros trabajadores y trabajadoras de la salud libran la batalla contra la pandemia, como pueblo uniformado, de la misma forma que en su momento – fusiles en mano – repelimos la insolente pretensión imperial de invadirnos.