El barrio y sus motivaciones

\"CDR_JOVENES\"Aunque muy pequeño (nací en 1953) recuerdo con una claridad diáfana aquellos primeros años luego del triunfo de la Revolución, en enero de 1959, y  el ajetreo que demandaba de sus actores la construcción de los cimientos de un nuevo sistema social, situación que como en todos los hogares cubanos, repercutió de manera directa en mi humilde familia de obreros.

Incorporados desde la misma creación de los Comités de Defensa de la Revolución, los mayores de casa realizaban numerosas tareas, como  las gigantescas jornadas de trabajo voluntario hacia la agricultura u otras labores, o  la complicada distribución de artículos de vestir o alimentos, muy escasos  por la situación económica de un país del cual habían emigrado la inmensa mayoría de los técnicos o profesionales y que ya experimentaba los primeros embates del bloqueo que se mantiene desde hace más de medio siglo.
Pero en esa galería de cuadros hogareños o de la propia cuadra, envuelta en los trajines milicianos y cederistas,  sobresale con un significado especial la guardia que realizaban los propios vecinos, un hecho tan insólito que no tenía paralelos en la historia de los procesos sociales de cualquier latitud.

Por supuesto, a los intentos contra revolucionarios por entorpecer el camino que seguían los habitantes de la isla, guiados por un joven comandante guerrillero, respondían los trabajadores, estudiantes, amas de casa, todos los que contaran más de 14 años de edad, incorporados de manera activa a la incipiente organización de masas.

Así, por la acción de los vigilantes en las cuadras se frustraron incontables sabotajes o labores de tipo diversionista, que intentaban quienes por entonces, con olímpica sencillez, eran llamados ¨gusanos¨ por el pueblo, mayoritariamente incorporado a los CDR, organización que se consolidó con los años hasta ser llamada por Fidel ¨la más versátil…¨

Hoy, con nuevas tareas y motivaciones, los cubanos continúan la tradición revolucionaria de los comités, pero un elemento primordial continúa como sello distintivo del quehacer de sus millones de integrantes: la vigilancia  en el barrio, para preservar los bienes y la tranquilidad de todos.

Es preciso atemperar directivas, planes de trabajo e indicaciones a los tiempos actuales, en que el combate ha adquirido nuevas formas y medios, pero sin descuidar ni por un instante esa necesidad de mantener la mirada alerta, casa por casa, y todos los días… su mismo nombre lo proclama: Comités de Defensa de la Revolución.