Desde antes de decretarse la Reforma Salarial y de reajustarse los precios de un grupo de productos y servicios ( algo más que explicado por numerosos especialistas y autoridades) muchos comenzaron a elevar arbitrariamente el monto de sus ofertas.
Ello por supuesto, gravando el bolsillo de los trabajadores, estudiantes, jubilados y el resto de la población que sufre el abuso de carretilleros, bicitaxistas, cocheros y una enorme lista de «etcéteras».
Pero lo que más provocó mi indignación fue una venerable anciana, jubilada de maestra de primaria que desde hace años engrosa la economía familiar repasando a un nutrido grupo de niños.
Como todos en Cuba, recibió del Estado un considerable aumento de sus ingresos, pero con una rapidez digna de mejor causa se sumó a quienes «aprietan» a los demás y los 50 pesos que cobraba por cada alumno ahora se duplicaron.
«Si está de acuerdo…si no que no envie más al niño» afirmó categóricamente al familiar que llevaba al pequeño al aula que bueno es decirlo, no por improvisada deja de cumplir muy bien su cometido.
Lo cortés no quita lo valiente pero pienso que algunos se están pasando de rosca y eso no es decente ni solidario.
(Caricatura de Martirena, tomada de Trabajadores)
