La nueva telenovela de la Casa Blanca

Recientemente y a través de Tele Sur pude disfrutar de una entrevista realizada por el periodista Jorge Gestoso al abogado y analista Joseph Malouf, en la cual ambos abordaron ¨asuntillos¨ del día a día allá, en ese Pandemónium que pretende regir cual napoleónico y moderno orate los destinos del mundo moderno y cuyo centros neurálgicos son el Pentágono y la Casa Blanca.

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Trataban en su conversación ambos especialistas los presuntos crímenes de Donald Trump, como el pago a una actriz porno, el engaño y estafa a una modelo de Play Boy con la cual el mandatario mantuvo relaciones sexuales, y otros escándalos más o menos sonoros y todos o casi todos por el mismo estilo.

Conocimos  los televidentes acerca de un empleado que ha laborado en  la Fundación Trump por más de 40 años, el cual las autoridades suponen que conoce y de hecho debe hablar sobre posibles fraudes al fisco y otros delitos federales del ocupante del principal sillón de la Sala Oval.

Enredos, acusaciones, despidos, personas ¨silenciadas¨ con dinero, mentiras, amantes, fraudes y corrupción fueron algunos de los ingredientes que se  expusieron ante las cámaras y que constituyen aderezos fundamentales en el ajiaco que se cocina en la trastienda del pretendido gendarme mundial.

Algunos hablan de que el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, primera potencia militar y económica del planeta, se siente cada vez más acorralado, cercado por sus garrafales errores de todo tipo, pero Joseph Malouf afirmó con la experiencia de su profesión de jurista y el rotundo peso de una lápida:

¨Quien se siente acorralado es porque es culpable… el inocente no se siente acosado, pues le asisten la razón y la verdad…¨

Estados Unidos está a las puertas de las elecciones de noviembre, y el hombre de la Casa Blanca, o su partido, podrían perder el poder de la mayoría en el que han sustentado una buena parte de sus barrabasadas.

Se trata de descrédito, porque quien representa a esa fuerza política decepcionó a millones de electores y ha desatado el mayoritario rechazo popular, como evidencian una y otra vez las encuestas.

Recordemos que Bill Clinton, por mucho menos, decidió renunciar a la silla presidencial, una elección considerada por muchos como inteligente en su momento.

Pero ya se sabe: de Clinton a Trump va un gran trecho.