Algo más sobre la amenaza yanqui a la paz mundial

A propósito del record de presupuesto aprobado para la ¨Defensa¨ por el presidente de los Estados Unidos, vale la pena recordar que, con todo y lo irresponsable que pueda parecer el controvertido mandatario, a pesar de sus arranques egocéntricos y su paranoia xenofóbica, el multimillonario empresario devenido ¿político? No es más que un elemento, por importante que pudiera parecer, en el complejo entramado de la súper potencia.

Es necesario considerar que la posibilidad de ser elegido para ocupar el sillón del Despacho Oval, además de los millones que posea el aspirante, y los millones que se inviertan en su campaña, depende de la sagacidad de su grupo asesor, de su carisma como actor y sobre todo, su potencialidad para prometer y no cumplir, es decir, su capacidad como mentiroso.

Lo que decide la guerra o la paz no es la voluntad de un presidente de los Estados Unidos, sea cual fuere su carácter o sus promesas electorales; por ejemplo, Obama prometió terminar con las guerras e intervino al menos en cinco países con las armas durante su mandato, y en otros fomentó, organizó y financió la subversión a través de los ¨golpes blandos¨ o Proxi-Wars. (*)

Lo que decide en realidad si los halcones de Washington se lanzan sobre una nueva presa con todo su poderío bélico, es el sistema económico que impera en los Estados Unidos y en países que constituyen sus aliados o satélites, y ello se impone a todos los ciudadanos, incluidos los presidentes multi-millonarios.

Si no hay guerras, no se venden las armas y municiones para cuya fabricación se destinan anualmente miles de millones en créditos e inversiones, y que por supuesto, generan mucho más.

En definitiva, qué importan unos miles de muertos más o menos… sencillamente estaban en el lugar y momento equivocados, y volvamos la página, vayamos a la iglesia el domingo y demos una moneda al mendigo de la puerta, con eso Dios perdona.

El que defraude a las enormes fuerzas en juego (Complejo Militar Industrial, entre otras), el que trate de ¨cambiar el sistema¨ se convierte de inmediato en un obstáculo que hay que remover; la solución obvia es destituirlo o en el peor de los casos… ya se sabe qué ocurrió en Dallas hace unas cuantas décadas.

Michel Collon, periodista e investigador belga señala que ¨el capitalismo sin guerra todavía no ha nacido…¨

¨Quizás Obama tuviera buenas intenciones sobre Irak y Guantánamo cuando llegó a la Casa Blanca; pero enseguida obedeció al Pentágono y a los intereses superiores. Antes de él… James Carter fue el presidente más honesto después de la Segunda Guerra Mundial… pero no obstante, fue el ´amable Carter¨ quien lanzó al terrorismo islámico en Afganistán en 1979…¨ (*)

A lo largo de la historia hubo muchos líderes, pero solo los pueblos han sido capaces de cambiar el curso de las cosas, y a eso se le llama Revolución; sin los pueblos de nada sirven, o muy poco, los hombres aislados, por muy brillantes que sean, o por los sentimientos que los animen, y ese no es precisamente el caso de Donald Trump.

(*) Las citas pertenecen al libro El Mundo según Trump, de Michel Collon y Gregoire Lalieu
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana 2017.