¡PIIICAAA… GAAALLOOO!

Hace unos años publiqué en mi blog personal (El Lugareño) una crónica sobre la experiencia sui generis en la cobertura periodística relacionada con Fidel y los trabajadores azucareros.

A finales de la década del 70, durante la cobertura periodística en una reunión nacional de trabajadores azucareros, en la que Fidel pronunciaba un categórico discurso, me llamó la atención aquel negro añoso, de complexión fuerte forjada por el duro bregar, que lleno de vitalidad se levantó de la luneta agitando los puños en alto y respaldaba las palabras del Comandante en Jefe con la exclamación: ¡PIIICAAA….GAAALLOOO!

Desde entonces, con aquella sorpresiva intervención del negro Aponte, un proletario hasta la médula del central Carlos Manuel de Céspedes, se me hace difícil pensar en otra frase de aprobación –sin irreverencia– a cada uno de los trascendentales discursos y escritos del Líder de la Revolución Cubana.

Fidel cumplirá 90 años el próximo 13 de agosto. Es recurrente el pensamiento referencial con los valientes gallos de lidia, flamantes guerreros de cientos de combates.

No soy, sin embargo, la excepción entre los cubanos que en la reafirmación de la formalidad en momentos informales, aún entre quienes compartieron la lucha en la Sierra Maestra, sustituye su nombre por ¡EL CABALLO! ante la fortaleza física y de resistencia para llevar a cabo cada idea justa, revolucionaria, martiana, por el desarrollo nacional, en el enfrentamiento a las amenazas yanquis, la extensión de las manos solidarias para un mundo mejor, o hasta la previsión de la batalla en las lejanas trincheras africanas.

El indoblegable estadista que enfrentó invicto a una docena de presidentes de Estados Unidos que se creyeron dueños del mundo Eisenhower, Kennedy (invasión a Girón y Crisis de los Misiles), Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush (padre), Clinton y Bush, el hijo…En los últimos años, trata de persuadir a Obama para que no se cometan errores que conduzcan a un desastre mundial.

Aquí está Fidel con la visión renovadora de los largos años al frente de la Revolución Cubana con el atuendo verde olivo, y hoy nos brinda –con la vestimenta deportiva, o las camisas a cuadros– las alertas reflexiones por el bienestar de los cubanos y la humanidad.