Mucho hablamos sobre los campesinos en Cuba. En momentos actuales su papel es sagrado porque de sus manos salen muchos de los alimentos de la mesa familiar.
Para definir a los campesinos se suele recordar su labor fuerte frente al campo; el cansancio de sol a sol; las extenuantes horas de trabajo; y la preservación de tradiciones.
Son estas frases fieles escrituras de la realidad, por más trillado y poco original que suene. En tiempos actuales a muchos no les agrada el trabajo rural, por ello, es propició reconocer a quienes si lo enfrentan por el bien de todos.
Ese campesino, sea hombre o mujer, sale cada día a encarar los misterios del bendecido o ruin suelo. Con su trabajo siembra, cuida, cura y recoge los añorados frutos. Protege su ganado con tesón, y sufre cuando algo no sale bien.
La mujer campesina guapea en el surco y la vida. Con su optimismo supera el machismo y la desmotivación. En igualdad de condiciones siembran, ordeñan, arrean, cabalgan y crían animales.
Muchas felicidades a las mujeres y hombres consagrados a la labor en el campo. Los campesinos cubanos son muestra de fortaleza y compromiso. #DiadelCampesino #17deMayo @anap_cuba pic.twitter.com/fdj59VNuJR
— Televisión Camagüey (@tvcamaguey) May 17, 2024
El amor al campo atrapa a estas familias, las cuales prefieren el olor a tierra mojada, el canto de los pájaros, el ruido de las cigarras o el rocío en la naturaleza. Para los » hijos arraigados del monte» ningún lujo citadino se compara con la esencia de la campiña. Otros semejantes convierten un espacio urbano en prósperos canteros para familiares y amigos.
En realidad no alcanzan las líneas para agradecer el sacrificio de todos ellos. La Cuba de ayer, hoy y mañana nunca escribió ni escribirá su historia sin los campesinos. La gratitud nacional es eterna para los hombres y mujeres que trabajan desde el alba hasta el ocaso.