Pegar 13 imparables en un desafío no es suficiente para aspirar a la victoria, y así ocurrió en el primer encuentro, donde, a pesar de la buena tarde de jugadores como Rafael Álvarez, Leonel Moas, Reinaldo Almanza, Eglis Eugellés y Leonardo Casado, la remontada de los campeones nacionales —una característica que les distingue hace varias temporadas— fue posible por el fallo, una vez más en la parte que le tocaba el abridor Yonimiller Mendoza.

Doce imparables es una cantidad tremenda para un juego de pelota, pero no define una raya para el casillero de la victoria y ni una tarde de lujo de Eglis Eugellés, Yordanis Samón y Luis Antonio González, es suficiente para aspirar a vencer a los tuneéis.
Es increíble cómo un relevista pudiera hacer el rol que se necesita de un abridor tras caminar más de siete entradas y permitir menos de cuatro carreras limpias, como fue el caso de Edgar Suárez.

Llega un momento en el que se acaba la gasolina. La batería puede hacer siete imparables, es decir, en algún momento llegar a la primera base, pero nunca a la goma. Este enfrentamiento ante los Leñadores olió a venganza por parte de jugadores que militan en sus filas.

Ya con pocos litros en el tanque, se van acabando la cantidad de incogibles y por esa razón pudiera ser posible más de 20 entradas sin anotar y poner un compromiso particular, patas arriba 0-4.

El béisbol es un deporte, bello e impredecible, donde, aunque salga el abridor por expulsión de los árbitros, y el receptor por lesión —ambos en la primera entrada— esos hechos junto a una llovizna fina, no impidan el éxito y de forma contundente.
Para eso existe un Leonardo Casado, que es capaz de pegar al menos dos imparables en un juego de pelota e impulsar dos compañeros, además de tener un Reinaldo Almanza, que en cualquier momento impacta la bola y la manda por encima de la cercas del jardín izquierdo.

El resultado frente a los del balcón del oriente, solo deja a una novena indefensa, digamos que padeciendo los síntomas del chikungunya y las otras enfermedades que ahora están de moda, hundidos en el fango. En la tabla de posiciones solo Villa Clara, Guantánamo y la Isla de la Juventud tienen desempeños más discretos.

Por otra parte, el calendario de la temporada, por lo menos para Camagüey, está lejos de ser un ejemplo de ahorro de los recursos que dicen por ahí que están carentes y tener en cuenta que las complicaciones existen fuera de los límites de un terreno y que es posible que el ómnibus haga un trillo, luego de pasar varias veces entre carreteras y autopistas nacionales.

Por lo pronto, entre los colectivos Camagüey es el equipo que más batea, y el segundo que mejor defiende. En este último aspecto tendrán un duelo frente a los líderes del fideo en el llamado Palacio de los Cocodrilos.
