Un hecho de armas proverbial que despertó, incluso, la admiración de las fuerzas enemigas

El Brigadier Julio Sanguily  participó  en numerosos combates en la lucha por la independencia de Cuba y  fue  ascendiendo constantemente en la jerarquía militar mambisa hasta mayor general.  Recibió  una grave herida en su pierna izquierda, dejándosela  destrozada e inutilizada y desde entonces fue preciso montarlo, amarrarlo y desmontarlo de su caballo pues no renunció, por ello, a la lucha por la independencia en el campo de batalla.

En octubre de 1871, Sanguily es tomado prisionero; su pierna lesionada le impide correr y ordena a sus hombres que escapen. Los españoles lo atan al caballo y la columna emprende la marcha, con el trofeo de guerra…  Cerca del mediodía del ocho de octubre,  Ignacio Agramonte conoció lo sucedido. Sabía que apenas tenía tiempo y también que Sanguily sería pasado por las armas.

 Había que actuar con extrema rapidez y en aquel momento contaba con 35 jinetes disponibles para emprender el rescate.  Mandó al oficial independentista norteamericano  Henry Reeve, que marchara a la vanguardia a toda prisa en busca de la columna española y apenas  la detectara le avisara.

A la vista del enemigo, el Mayor General Ignacio Agramonte y  Loynaz, ordena la carga… “En poder de los españoles está el Brigadier Julio Sanguily. Es preciso rescatarlo vivo o muerto, o perecer en la demanda”. 

Con el toque de a degüello, dirigidos por el Mayor, se lanzan al combate, frente a un enemigo tres veces superior. Los cubanos literalmente entraron por el frente de la columna española y salieron por el otro extremo con Sanguily. Tras de ellos quedó una diezmada y desmoralizada tropa a la que le hicieron 11 bajas mortales y capturaron decenas de caballos, monturas, una tienda de campaña y una buena cantidad de proyectiles, revólveres y sables.

Agramonte, muy emocionado, estrechó en sus brazos a Sanguily y cuando hablaba del combate decía que sus soldados no pelearon como hombres, sino que habían luchado  como fieras. La  victoria fue divulgada de boca en boca por sus protagonistas y después recogida en las primeras crónicas de nuestras gestas de independencia.

 

“Aquel hecho ha pasado a la historia, como una de las más extraordinarias acciones de armas, un hecho que levantó el ánimo en el campo cubano en momentos difíciles, que electrizó prácticamente a todo el mundo”, significó Fidel en el centenario de la caída en combate de El Mayor.

El rescate del Brigadier Julio Sanguily devino inmortal página de gloria en la historia militar de Cuba; y su protagonista, el Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz, ejemplo de jefe y modelo de arrojo y valentía en el combate; por eso, el  Comandante en Jefe, dijo:

“Si queremos saber cómo deben ser nuestros tanques en la hora del combate: ¡deben ser como la caballería camagüeyana de Ignacio Agramonte, en el rescate de Sanguily”.