Los octubres de Camilo en Camagüey

En dos octubres quedaron plasmadas huellas indelebles del comandante del Ejército Rebelde Camilo Cienfuegos en las extensas llanuras de Camagüey. Cada décimo mes queremos reconstruir la imagen a partir de fotos de la época, vivencias  de quienes compartieron anécdotas  del joven guerrillero, y las reseñas históricas en la lucha armada contra la tiranía de Fulgencio Batista y en la construcción de los cimientos de un sistema social diferente.

AÑO DE 1958

Tras las derrotas del ejército batistiano en la “Ofensiva de Verano” en la Sierra Maestra,  el Comandante en Jefe Fidel Castro decide enviar al occidente de la Isla dos columnas invasoras, con parte de los pertrechos capturados al enemigo, al mando de Camilo Cienfuegos (No. 2 “Antonio Maceo”) y Ernesto Che Guevara (No.8 “Ciro Redondo”)

El territorio centroriental cubano abarcaba entonces las actuales provincias de Camagüey y Ciego de Ávila y parte de Las Tunas y de Sancti Spíritus. Muy duras fueron las jornadas a campo traviesa por la franja sur despoblada, cenagosa e infestada de mosquitos y jejenes, con arroyos y ríos crecidos, además de pocos bosques para resguardar a la luz del día a los guerrilleros, el desconocimiento del teatro de operaciones y el constante acecho del ejército y  la aviación enemiga.

Los primeros días finales de octubre, tras burlar numerosas fuertes emboscadas a la altura de Baraguá (Ciego de Ávila), el contingente guerrillero gira con rumbo al norte del territorio camagüeyano y el día siete de  arriban al lomerío de Las Villas. Comenzaba una etapa final de la invasión, la cual reditaba la marcha a occidente de Máximo Gómez y Antonio Maceo en la guerra de independencia del colonialismo español, en el año 1895.

En su informe a Fidel, redactado horas después de su llegada al norte espirituano, Camilo escribió: «¡El río Jatibonico! Se puso una soga, el agua daba al pecho y la corriente era fuerte. Yo besé la tierra villaclareña, todos los hombres estaban alborotados… Camagüey quedaba atrás. Camagüey y sus horas difíciles. Camagüey y sus horas de hambre».

AÑO DE 1959

Los malintencionados que se dedicaron a desprestigiar  a la Revolución, en las montañas y en el triunfo, emplearon estas palabras para difamar en torno a los acontecimientos del cruce de la invasión de los rebeldes por el sur de la provincia, pero chocaron con un muro de francos argumentos expuestos por el propio héroe rebelde.

El “barbudo” sonriente del sombrero alón fue el orador principal ante más de cincuenta mil camagüeyanos, reunidos en el entorno de frondosos árboles del Casino Campestre, en la celebración del Día Internacional de los Trabajadores.

En sus palabras sencillas defendió rotundamente la importancia de la unidad del pueblo cubano libre de injusticias:

«Esta unidad que hemos visto aquí hoy y que la estamos viendo a diario en toda nuestra Patria, hay que mantenerla a toda costa.  Todos los obreros, todos los trabajadores, todo el pueblo, deben unirse cada día más. Es la unidad del triunfo. En la unidad está la verdadera consolidación de la revolución y de la libertad que hoy disfrutamos».

« (…) En nuestra Columna hubo muchos camagüeyanos que hoy siguen prestando grandes servicios, al Ejército, grandes servicios a la Revolución. (…) Yo, para esta provincia de Camagüey, y para todos los camagüeyanos (…) solo guardo consideración, cariño y respeto, (…)».

La  figura legendaria del “Señor de la Vanguardia está presente también  en el corazón de los camagüeyanos, desde aquella mañana del 21 de octubre de 1959  cuando enviado por el Comandante en Jefe Fidel Castro irrumpió con su prestigio y moral en el cuartel  “Agramonte”,  para detener la conjura divisionista  del jefe militar Hubert Matos, que ponía obstáculos a la implantación de las leyes revolucionarias en la provincia.

Más tarde, acompañó a Fidel y una multitud de decenas de miles de camagüeyanos, quienes en marcha de pueblo combatiente se dirigieron a esa fortaleza militar, donde el máximo líder de la Revolución denunció los propósitos del traidor.

Los días siguientes Camilo se dedicó a la reorganización de las fuerzas del Ejército Rebelde y el Gobierno de la provincia, a la vez que mantiene sus tareas como Jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde, por lo cual realizaba constantes viajes a La Habana.

El legendario guerrillero había concluido una de sus reiteradas visitas a Camagüey, luego de abortar la asonada traidora,  cuando en la tarde del 28 de octubre de 1959 se le vio  abordar en el aeropuerto Ignacio Agramonte el Cessna 310 que lo trasladaría hasta La Habana, para continuar su quehacer como Jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde.

No llegó  a su destino. Durante días de angustia fueron buscados infructuosamente la avioneta y sus tripulantes por tierra y  mar, El Comandante en Jefe Fidel Castro confirmó el 12 de noviembre ante las cámaras de televisión, su desaparición.

Ese día proclamó: «Camilo Cienfuegos sí va a vivir de verdad en todos nosotros, y va a estar presente entre nosotros. Así que esa es la seguridad que puede tener completa el pueblo».