Engrandecer a un pueblo desde su pasado

El conocimiento de la Historia de nuestro país es un sedimento fundamental para la Revolución que hacemos los cubanos. Un componente de identidad. Por eso, el saberla vestida de aborigen, de mambí o de soldado del Ejército Rebelde, significa un arma contra aquellos que convierten el terreno de las ideas en un campo de batalla. El presidente de la Unión de Historiadores de Cuba (Unhic), filial Camagüey, Ricardo Muñoz Gutiérrez, refiere cómo esa institución ha creado un cuerpo de especialistas capaces de asumir la tarea de educar a un pueblo, en la defensa de sus principios.

“La Unhic, de este territorio, tuvo sus inicios en 1983; en los primeros tiempos la convocatoria no fue amplia y no abarcó a todos los profesionales en los campos de la investigación, la enseñanza y la divulgación de la historia. En los años 1985 y fundamentalmente en el 1986, se extendió a otros colegas e instituciones municipales.

En la década de 1990 la filial agrupó a los más importantes historiadores camagüeyanos en las esferas antes mencionadas, y tenía secciones de base en todos los municipios y en los más importantes centros de la provincia vinculados a los hechos patrios. Con el paso de los años algunas de ellas se desactivaron y surgieron otras como en la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz; actualmente esta institución, cuenta con más de 40 asociados. No se puede olvidar el trabajo destacado de Florida, Guáimaro, Najasa y la Oficina de Asuntos Históricos”.

Expresa el directivo que uno de los momentos más importantes para la institución, en la provincia fue la inauguración de la Casa de la Memoria el 9 de abril de 2016, con la presencia Armando Hart Dávalos. “Ese inmueble cultural alberga las sedes de la Sociedad Cultural José Martí y contribuye al reconocimiento social de las dos asociaciones; que auspician actividades científicas, docentes de la casa de altos estudios del territorio, artísticas-literarias y de la comunidad”.

Con satisfacción Ricardo piensa en los logros a partir de la obtención del nuevo hogar para quienes divulgan y profundizan en los hechos patrios. Entre ellos se encuentra los resultados en el campo científico con la publicación de libros y revistas especializadas. Nombra con orgullo 17 números de los Cuadernos de Historia Principeña compilados por la Premio Nacional de Historia 2105, Elda Cento Gómez, galardonada con La Puerta de Papel.

“También la Unhic ha reconocido con el Premio Nacional de la Crítica Histórica Ramiro Guerra, en la biografía a Salvador Cisneros Betancourt. Entre la controversia y la fe, de la autoría de Cento Gómez y mío, y con el lauro José Luciano Franco, a El Tercer Cuerpo del Ejercito Libertador en la Guerra del 95, de Ángel Abelino Fernández.

Como otra maneras de dignificar el quehacer de nuestros afiliados se encuentra el Premio Fidel Izquierdo Nápoles, creado para congratular a quienes por más de 35 años se han dedicado de forma destacada y sistemática a la enseñanza de la Historia en cualquiera de sus niveles en la Provincia y el Premio Herencia, destinado reconocer a los jóvenes afiliados que han realizado aportes a la historiografía o han sobresalido como por su labor educacional”.

Para Muñoz Gutiérrez los profesionales encargados de transmitir los saberes de patrios tienen una misión primordial. “Los enemigos de la nación cubana utilizan y tergiversan temas del pasado para negar las virtudes y valores de los cubanos; entonces, nos toca a nosotros abordarlos y contar nuestras verdades seguros que en ese debate las razones son nuestras”.

Conversa el presidente de la Unhic, que no se debe renunciar al libro “tradicional” o a la creación de ensayos, artículos y publicaciones seriadas. Sin embargo, apunta como un reto muy importante la necesidad de utilizar las plataformas y medios que las personas más usan en nuestros tiempos como los tablet o el teléfonos móvil, los más empleados por los niños y jóvenes. Desde esos dispositivos, afirma hay grandes posibilidades para expandir los beneficios de la historia.

“Hoy la gente necesita que le escriban y le cuenten sobre las diversas epopeyas, de tal forma que al leerla, escucharla, verla en un audiovisual, ya sea un docudrama, animado, cuento…, crea que él es uno de sus protagonistas; uno de los hombres de la caballería de Agramonte, uno de los campesinos, obreros explotado, uno de los alfabetizadores o combatientes internacionalista con las miles de razones que aquellos tuvieron para inmolarse por el país. Si lo logramos, el Camagüey y la Patria lo agradecerán”, dice Ricardo, quien reconoce en sus compañeros los matices necesarios para engrandecer a un pueblo, desde su pasado.