Esa tierra nuestra que produce para todos

Mi padre conoció muy de cerca los rigores de aquella etapa que algunos aparentan olvidar, durante la cual la tierra sabía muy bien quien la mojaba día a día con ríos de sudor, pero los dueños… esos estaban lejos, tan lejos que a veces ni vivían en Cuba.

Me contaba el viejo que era cosa dolorosamente habitual el desalojo de las familias, por esta y por aquella razón incomprensible, o simplemente, sin razón alguna; los pobres eran tan pobres que para los ricos carecían de identidad y rostro ¿A quién importaba que perdieran su precario techo de guano, sus camastros y fueran a dar al camino?

En el juicio contra los asaltantes al cuartel Moncada, el alegato de Fidel se convirtió en denuncia, conocida como La Historia Me Absolverá, y dejó al desnudo, entre otros males,  las penurias de los campesinos y el eterno abuso de latifundios y monopolios.

Dijo entonces quien fuera luego líder guerrillero e indiscutible jefe de la Revolución Cubana: ¨…No vamos a decir te vamos a dar, sino aquí tienes…¨

Conocí también que sin terminar los combates en la Sierra Maestra, en los territorios liberados por las fuerzas rebeldes y dentro de los lógicos límites que imponían las condiciones de campaña militar, los ¨barbudos¨ restauraban el orden y la justicia.

Fue así que se gestó el embrión de lo que sería la Ley de Reforma Agraria, que entregó al campesino lo que por derecho propio de años de esfuerzo le pertenecía, sin costo alguno y con la única condición que se convirtió en deber esencial de esa clase: producir comida para el pueblo.

Hoy los integrantes de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP)  en la provincia de Camagüey, ocupan alrededor del 20 % de las áreas cultivables del territorio, y producen volúmenes muy cercanos al 60 por ciento de las viandas, los granos, la carne y la leche que se distribuye a la población.

Dificultades materiales atraviesan a diario los tenedores de tierra en esta isla sometida al más feroz bloqueo que recuerda la historia; las sequías cada vez más intensas y extensas los golpean con rigor, pero no olvidan estos hombres y mujeres sencillos y laboriosos que la Revolución les dio lo que hoy tienen, y preservan junto a la clase obrera, su natural aliada, esa y muchas otras conquistas.