El largo camino hacia la convivencia respetuosa con el VIH

Cuba ha recorrido un largo camino en la educación y prevención del Virus de Inmunodeficiencia Humana VIH (Sida) desde la puesta en vigor de un sistema de vigilancia epidemiológica, luego de ser diagnosticado el primer caso en 1985. Hablar sobre el VIH SIDA en un centro de trabajo hace algún tiempo resultaba un poco difícil, mucho más en aquellos colectivos, donde existen personas con el padecimiento.

La vida demuestra que es ineludible estar preparados para brindarle el apoyo necesario a nuestros compañeros, quienes muchas veces sufren los prejuicios y la intolerancia de los demás. El respeto y consideración debe ser la fórmula perfecta para echar a un lado los tabúes y apuntalar los esfuerzos del Estado cubano para garantizar el subsidio correspondiente a las personas diagnosticadas, y el derecho a retornar a su puesto de trabajo cuando el facultativo lo determine.

Con el fin de favorecer el mejoramiento de la calidad de vida de los trabajadores seropositivos, están vigentes una serie de resoluciones como la 101 de 1997, la cual dispone claramente que los trabajadores que asisten las consultas especializadas se les consideren como licencia retribuidas. También existen otras disposiciones legales como la resolución 141 del año 2000, que establece la asignación gratuita de medicamentos y otras como las facilidades para recibir alimentos ricos en proteínas, tal y como lo exige ese padecimiento.

A pesar de todas esas gratuidades y beneficios, no estamos ajenos a los estigmas que han acompañado la epidemia del SIDA en el mundo, tal vez alimentados por el desconocimiento y el miedo.
Ello más ayudar tiende a borrar la esencia de los derechos de las personas con VIH, y dar lugar a otras formas de marginación, quizás de género, edad, nivel educacional, preferencia sexual etcétera.

El VIH -SIDA no constituye un invalidante para trabajar o desempeñar cualquier profesión, siempre cuando la persona este capacitada para ello. También resulta un criterio erróneo pensar que los individuos seropositivos no deben trabajar manipulando alimentos, ni compartir locales o herramientas de labor, porque se ha demostrado científicamente que el virus sólo se transmite por el intercambio de fluidos corporales y las relaciones sexuales desprotegidas.

Soy de los que piensa que la discriminación hacia las personas con VIH no solo podrá borrarse con leyes o resoluciones, el mejor camino será desarrollar un clima de respeto, confianza y aceptación para ese compañero que demanda nuestro afecto.

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