El 16 de septiembre de 1958, jóvenes del Movimiento 26 de julio en Camagüey, escribieron una de las páginas más gloriosas de la historia en esta provincia. La acción estuvo encabezada por Noel Fernández, junto a cinco valerosos hombres que protagonizaron la liberación de combatientes de la clandestinidad, apresados el 31 de diciembre de 1957 por sus actividades en contra de la tiranía de Batista.
Este acontecimiento rememora el espíritu combativo de Ignacio Agramonte y su caballería en el rescate a Julio Sanguily. Ímpetu que también tuvieron los asaltantes al carro celular, cuando desafiaron la fortaleza del régimen establecido y socorrieron de la muerte a los revolucionarios Pedro Léster Delgado y Alfredo Sarduy.
La inteligencia y el cuidado en la organización del plan, fueron armas fundamentales para materializar la hazaña. La visita de la mamá de Pedro Lester a la cárcel, fue la oportunidad para convenir la contraseña de la operación de rescate: “Ya la gallina está echada”. Mensaje que le confirmaba a su hijo que la estrategia de Noel Fernández para liberarlos estaba en marcha.
Llegó el día del juicio para los presos políticos y a su vez la orden de aplicarles la ley de fuga. Por otra parte, los 6 hombres que participarían en el rescate de los prisioneros, estaban listos para ocupar sus posiciones estratégicas desde la 1.15 pm en la esquina de Francisquito y Rosario.
Para realizar la acción utilizaron 3 automóviles, uno para verificar la presencia de los reclusos revolucionarios en el Carro Celular, otro con el fin de interceptar el vehículo cuando tratara de doblar por Rosario, y el tercero, destinado a la fuga final.
A unas tres cuadras de la Cárcel de Camagüey, Noel y Rolando Marrero detuvieron la patrulla que llevaba a 10 presos para el Tribunal de Urgencia, entre los que estaban Léster y Sarduy. Los asaltantes dispararon a los dos batistianos que iban en el auto, ante su negativa a colaborar.
Roberto Ollet, uno de los participantes del hecho, se confundió al escuchar los disparos y abrió fuego contra el carro celular desde cierta distancia. En medio de esta situación murió Jorge Aguirre, uno de los presos que estaba en el vehículo y resultaron heridos Lester y Marrero. Este último no pudo unirse al auto que los auxilió pero logró llegar al bar Cromo, del revolucionario Juanito Cervantes.
La respuesta de la tiranía fue inmediata, las patrullas circularon por toda la ciudad en busca de los atrevidos que atacaron al “Toña la Negra”, como también llamaban al carro celular, pero los revolucionaron lograron evadir a la Policía y al Ejército. El plan de estos jóvenes aguerridos fue todo un éxito y demostró la capacidad organizativa del Movimiento 26 de julio en Camagüey.
Sesenta y sesis años han transcurrido desde aquel histórico suceso que desafió la injusticia de un régimen corrupto y trascendió en el tiempo como una herencia de la estirpe agramontina.
Fotos: Adelante y OHCC