El amor, el respeto por el otro ¿son utopías?

De ninguna manera puede equivocarse, incluso el menos racional de los mortales al contestar la pregunta que da título al presente trabajo; resulta imposible considerar utopía algo que se ha demostrado en incontables ocasiones, que puede  practicarse y que, quien lo duda, convierten al ser humano en alguien superior.

Por ejemplo, quienes integran la Cruz Roja o las demás organizaciones similares en todo el mundo, realizan una labor encomiable y muchas veces difícil, pues en pleno campo de batalla cumplen su cometido, sin medir el peligro que ha hecho presa en un elevado número  de sus miembros.

De igual modo, los médicos, si lo son de veras y desde lo más hondo de sus corazones, entregan su vida por entero a tan bella profesión, y no son pocos los mártires que honran a ese ejercicio sublime de aliviar el dolor del prójimo.

Sin citar cifras exactas, los galenos cubanos que  han prestado servicio desde hace años en los más apartados rincones del planeta, han escrito páginas increíbles de sacrificio y abnegación, sin pedir nada a cambio, solo la inmensa satisfacción que trae aparejada una obra de tanta trascendencia humana… y confiesan sin excepción,ser hoy mejores como personas y como profesionales.

Cientos de miles de operaciones mediante las cuales han devuelto la visión a humildes campesinos o indígenas, decenas de miles de niños que han traído al mundo  en remotas aldeas olvidadas durante siglos, la cura de enfermedades impensables para algunas sociedades desarrolladas, como el parasitismo o la desnutrición; millones de consultas médicas gratuitas, son algunos de los hitos de la epopeya forjada por los médicos de la isla.

Enorme contraste con las noticias que a diario publican los medios de información, sobre constantes, continuas e inútiles guerras en diferentes países, esta por motivos supuestamente religiosos, aquella por el petróleo y otros recursos, la siguiente por  territorios, y las más por razones diversas, incomprensibles y estúpidas que solo llevan el luto a miles de hogares.

Pero lo más penoso es la actuación de quienes justifican el sacrificio de vidas humanas, no importa cuál sea el sentido que quieran dar a la agresión y el asesinato de hombres, mujeres, ancianos y niños, la inmensa mayoría de ellos sin participación directa en los combates.

Los desplazados y refugiados suman millones debido a conflictos sangrientos en África y  Oriente, y son inútiles los llamados de las organizaciones humanitarias, de la propia ONU y de muchas personas sensatas en todo el orbe, que claman por el cese de la violencia, por el predominio de la razón y el sentido común, ese tan escaso atributo de los llamados seres pensantes.

Es tiempo de mirar de frente, y abrir el camino a la justicia, para condenar el crimen dondequiera que se cometa y bajo cualquier pretexto; ya no es válido ni decoroso dirigir la vista a otro lado y justificar el abuso, la prepotencia y la fuerza.

Abrase paso la cordura y prevalezcan el amor y el respeto, únicas formas de alcanzar la paz.