El cambio climático, una realidad que abruma

 

Escuchar debates sobre  cambio climático es mucho más frecuente que 20 años atrás, quizás porque constituye este una realidad que ya no puede ser omitida.  Hoy, está justo frente a nuestros ojos y forma parte de la cotidianidad.

La Convención Marco sobre Cambio Climático (CMCC) de las Naciones Unidas, en su artículo 1, define el término como “cambio  de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables”.

El uso de tecnologías agresivas al medio ambiente y de combustibles fósiles de manera indiscriminada, la deforestación, entre otras causas, han acelerado este proceso cuyo impacto es evidente en el planeta. Así surge un calentamiento global que se percibe en el efecto invernadero y ello resulta en un aumento de la temperatura superficial. Las consecuencias son diversas. Entre ellas destacan alteraciones en ecosistemas completos.

El impacto del cambio climático  en las islas alude a un considerable aumento del  nivel del mar,  el incremento de las temperaturas, eventos hidrometeorológicos extremos  más frecuentes e intensos, cambios estacionales en las tasas de precipitaciones y en los procesos de sequía y lluvia intensa, reducción en la calidad y disponibilidad de agua, reducción de áreas forestales, pérdida de la biodiversidad y de la agro-productividad, afectación de manglares y sistemas costeros, además del incremento de la vulnerabilidad ante huracanes.

En el caso cubano, se adoptan un grupo de medidas para enfrentar las realidades del cambio climático global. Destacan las acciones encaminadas a garantizar  el uso racional y protección de los recursos hídricos, la conservación de las playas y áreas de manglares, el perfeccionamiento de la agricultura, la protección de los recursos forestales y de la biodiversidad, el adecuado empleo del ordenamiento territorial en el sistema de asentamientos humanos y en el uso de la tierra, así como el perfeccionamiento del Sistema de Salud Cubano.

Se trabaja arduamente en la reducción de riesgos de desastres, fomentando en el pueblo una adecuada percepción ante peligros de origen natural, tecnológicos y sanitarios.

El cambio climático aunque requiere acciones orientadas desde políticas gubernamentales, no es un asunto ajeno a  nadie. Enfrentarlo adecuadamente, indica que todas y todos ganemos en cultura ambiental en nuestras comunidades.