Tinajones distintivos

Con el paso de los años, varias poblaciones urbanas en Cuba han adquirido sobrenombres. Así, los lugareños reconocen orgullosos las joyas arquitectónicas y otras características distintivas en esas localidades.

A Holguín, en la zona oriental,  se le denomina por esta razón: La ciudad de los parques para reconocer a las extraordinarias credenciales de los espacios ambientales existentes en el centro histórico.

 Igualmente, los valores arquitectónicos permiten renombrar a Matanzas, en la región occidental, como La ciudad de los Puentes y a la céntrica  Ciego de Ávila, como La ciudad de los Portales, dada la acogedora sombra que brindan esos suplementos constructivos de las viviendas.

Cuando se arriba a los 504 años de la otrora Villa de Santa María del Príncipe, los camagüeyanos rememoran el apelativo de La ciudad de los tinajones, por la cual se le conoce nacionalmente. La carencia de agua potable fue uno de los motivos del abandono del primer asentamiento colonial en la Bahía de Nuevitas y caminaron tierra adentro. La nada cordiales relaciones de los españoles con los indocubanos en la zona de Caonao,  provocó otra marcha forzosa hasta el lugar conocido por los aborígenes con el topónimo Camagueybax.

A la tercera fue la vencida. Sin embargo, las buenas tierras tenían los contratiempos de que durante la temporada de sequía mermaban, igualmente, las reservas de agua. Décadas después junto al desarrollo de la comunidad, la búsqueda de oro y la agricultura, un grupo de alfareros inician la fabricación de grandes vasijas de barro rojo –muy rico en la zona–, semejantes a las clásicas andaluzas, que se multiplicaron en los patios y formaron parte del patrimonio cultural.

Durante siglos, los habitantes han apreciado la existencia de los tinajones, los cuales han tejido sus propias leyendas desde testigo de amores prohibidos, conspiraciones y hasta la singular frase amistosa “Quien tome de mi agua, se queda en Camagüey.”

En cuanto a la manera de reconocer la Villa Principeña, muchos hombres y mujeres de la tierra, así como visitantes apuntan al sobrenombre La ciudad de las iglesias, por la cantidad de esas edificaciones. Aunque, sin lugar a dudas, los residentes en Camagüey, la provincia más extensa del país, sienten  orgullo al ser nombrados agramontinos,  un inusual gentilicio relacionado con el insigne  patriota  independentista Ignacio Agramonte y Loynaz.