De cierta manera, todos conocemos la historia de David y Goliat. Es la victoria del pequeño frente al grande. Parafraseando la leyenda, los cubanos hemos lanzado con nuestra virtuosa honda treinta piedras de dignidad sobre el rostro del poderoso filisteo norteamericano que nos asedia con el abusivo, obsoleto e ilegal cerco económico, comercial y financiero.
En ese campo de lucha por la soberanía, la Asamblea General de las Naciones Unidas, el voto de decenas de países de diferentes credos y sistemas sociales han aumentado desde el año 1992 el respaldo a la pequeña isla antillana hasta dejar prácticamente solo al gigante de los Estados Unidos, junto a su fiel mascota, Israel, y algún que otro perturbado de razón.
Ya desde septiembre hay una votación anunciada, cuando cuarenta jefes de Estado y Gobierno en el propio escenario de la ONU reclamaron el cese del bloqueo, la salida de la caprichosa lista de países patrocinadores del terrorismo y algunos de ellos agradecieron la cooperación médica cubana, sobre todo en los tensos meses de la epidemia del coronavirus.
Por estas horas en la bolsa de nuestro David, el canciller Bruno Rodríguez Padilla presenta la resolución: “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.
No se trata de reiterar la denuncia de los intentos de asfixiar al pueblo cubano manipulados por los Estados Unidos con el eufemístico embargo, con el fin de engañar a la opinión mundial.
Como un virus se multiplicado, mutado, dirigido contra “[…] cada uno de los principales ingresos del país, buscando con saña incrementar el impacto en la vida cotidiana de nuestra población […] las más de 200 sanciones adicionales de bloqueo aplicadas por el presidente Donald Trump, se buscan esos mismos y crueles objetivos”.
El Canciller cubano también ha adelantado en otros auditorios internacionales: “Durante los 14 primeros meses del gobierno de Biden los perjuicios ocasionados por el bloqueo ascienden a la cifra de 6 364 millones de dólares, también récord histórico. Esto significa más de 454 millones de dólares mensuales y más de 15 millones de dólares diarios, en daños y perjuicios”
Estos datos y otros argumentos más contienen el proyecto de resolución debatido en este minuto en la sede de la ONU, en Nueva York. El jueves tres de noviembre, los ojos del mundo volverán a estar hoy fijos en la pizarra electrónica de votación en el hemiciclo de la Asamblea General.
Se calcula que siete de cada diez cubanos han nacido y viven bajo los rigores de la estrategia antisoberana, desde el momento en que entra a la escuela, es atendido en un centro de la salud, por cierto, servicios enteramente gratuitos, hasta cuando pretende con su noble sudor e inteligencia el desarrollo de la economía y el libre comercio con otros países.
Sin embargo, el acrecentado cerco a Cuba, según destaca Bruno Rodríguez ha provocado más el daño humano “provoca sufrimiento todos los días en cada comida cuando la familia cubana se reúne en la noche en apagón, cuando hay dificultades para garantizar medicamentos para un enfermo, nuestro pueblo sufre”. La solución de estos problemas se ha tornado compleja en los tiempos actuales, pues a nivel global muchos países enfrentan los desafíos ascendentes de la inflación, la subida de los precios de los alimentos, combustibles, otros recursos y materias primas.
Por trigésima vez, en la votación contra el genocida bloqueo de la potencia mundial Goliat en la Asamblea General de la ONU la piedra de David será un rayo de esperanza, pues a muchos más oídos llegará el mensaje de la Mayor de las Antillas:
“Cuba tiene derecho a vivir sin bloqueo, tiene derecho a vivir en paz. Cuba estaría mejor sin bloqueo. Todos estarían mejor sin bloqueo. Estados Unidos sería un mejor país sin bloqueo a Cuba. El mundo sería mejor sin el bloqueo a Cuba”
(Tomado de www.upec.camaguey.cu)
