Camagüey- En un entorno de modernidad arquitectónica se asienta, no menos llamativo y majestuoso, un palacio donde muchos se han coronado campeones, en porfías de músculos y empeños.
Es el Palacio de los Deportes “Rafael Fortún Chacón” de Camagüey, la instalación más sobresaliente del sector en la provincia, reconocida como una de las mejores polivalentes del país, sólo comparada con la Ciudad Deportiva de La Habana.
El Palacio de los Deportes está ubicado en un área aledaña al emblemático Casino Campestre y coexiste hace tres décadas con otras instalaciones de la zona como el Estadio Cándido González, la Pista de Atletismo, el Complejo de Piscinas y la sede de Televisión Camagüey.
Su peculiaridad es que alberga numerosos espacios para la práctica de varias disciplinas deportivas, además posee 22 kilómetros lineales de gradas para 12 000 personas y 750 palcos.
Su inauguración por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el 27 de julio de 1989, a propósito de la celebración en Camagüey del acto central nacional por el asalto al Cuartel Moncada, legó a la provincia una edificación que ha acogido un sinnúmero de torneos, eventos y competencias de carácter local, nacional e internacional.
La obra que el Líder Histórico de la Revolución Cubana calificara en su inauguración como “una maravilla digna del nuevo Camagüey” ha mantenido un colectivo que persevera en el compromiso fundacional de contribuir a la práctica y disfrute del deporte por parte del pueblo, y a formar atletas de alto rendimiento, a través de una programación de competencias y eventos durante todo el año.
La última reparación capital, sin precedentes en la historia de esta instalación deportiva donde radica la Dirección Provincial de Deportes, tuvo lugar en hace un lustro. Una renovación para devolverle la imagen inicial al Palacio de los Deportes Rafael Fortún Chacón, y para hacer perdurable la idea de Fidel cuando dijo que: “El viajero que transita por las proximidades de esta plaza y observa esa sala polivalente, no sabe si está en Camagüey, o en la antigua Grecia en los tiempos de su mayor esplendor arquitectónico”.
Por María del Carmen Fuentes
