Que corra la sangre… y los dólares

\"imagesErnesto Pantaleón Medina/Televisión Camagüey

Una nueva cruzada llevan adelante los halcones de Washington y los señores de la guerra norteamericanos junto a sus aliados, esta vez contra el llamado Estado Islámico, otro engendro que cabalga como jinete apocalíptico por Irak y Siria.

El objetivo de los esforzados caballeros es destruir  a un enemigo que enarbola las armas del terrorismo, pero que al igual que Al Qaeda, tiene en sus orígenes muchos mecanismos fabricados o ¨engrasados¨ por las agencias secretas Made in USA.

De manera lamentable, los sucesos de la actualidad y su trasfondo recuerdan a Osama Bin Laden, personaje de más que triste memoria, reclutado, entrenado y equipado en sus comienzos por los yanquis, pero que se les salió de control con los resultados conocidos por todos, hasta que un comando especial lo asesinó y desapareció su cadáver.

Solo que según analistas, el monstruo contra el que rompen lanzas los hidalgos ¨gentlemen¨ , armados con la más moderna tecnología de destrucción como los drones y los F-2 (modelo Raptor) ha tenido mucho tiempo para organizarse y goza de un poderoso aparato financiero, elementos que le permitirán vender bien cara su vida.

Y no es retórica lo de ¨cara¨ sino la más simple y llana de las verdades, porque ¿sabía usted que en la recién iniciada campaña los Estados Unidos gastan siete millones y medio de dólares cada día?
Muchos expertos consideran estas cifras  conservadoras y con el vaticinio de subir de manera vertiginosa, en la medida en que se intensifiquen las acciones, porque aunque los norteamericanos no mantienen en el escenario bélico grandes contingentes de tropas, el costo de un misil Tomahawk, por ejemplo, excede del millón de dólares.

Una cuenta fácil de sacar es el elevado número de estos artefactos de destrucción que se necesita disparar para cualquier enfrentamiento militar contra un enemigo bien armado y entrenado, como parecen ser los soldados del Estado Islámico.

Claro, el negocio de la guerra es fabricar y vender, de lo contrario caerían en la obsolescencia las armas de primerísima generación,  que crean continuamente los laboratorios del complejo armamentista de la nación del norte, esa misma que se autoproclama portadora de la democracia, los derechos y las oportunidades.

¨ ¿Eliminar a los terroristas? Muy bien, y si de paso hacemos un negocio mejor; si accedemos a importantes fuentes de recursos (léase petróleo) O. Kay, y si ocupamos posiciones geo estratégicas predominantes, wonderfull, aunque los recortes presupuestarios amenacen la salud, la educación, el empleo e incluso las ayudas y prestaciones a los veteranos de guerra…

¨ ¿Y los contribuyentes? Que paguen… ¿Y las víctimas civiles?… Sorry, estaban en un momento y lugar inoportunos, total no son hijos del Tío Sam ni de sus aliados, por eso no se proyectan acciones directas de tropas, para evitar las víctimas del lado de acá…¨

Cruentas y casi increíbles, pero reales fórmulas que se repiten a lo largo de la historia y que han costado al mundo la pérdida de tesoros patrimoniales que marcaron el nacimiento de toda una civilización, mientras miles de hogares lloran a sus muertos sin dejar de  mirar hacia el cielo, de donde esperan ver caer en cualquier momento la bomba del  exterminador.