La honda, la piedra… y los tanques de David (+ FOTO Y VIDEO)

Los secretos del valor en el mítico pasaje bíblico de David contra Goliat: el oponente pequeño a un adversario más grande y fuerte, pueden ser comparados por analogía con la epopeya popular de aquellos tres días de abril de 1961 para expulsar de las arenas de Playa Larga y Girón la expedición mercenaria, entrenada, armada y financiada por el poderoso imperio de los Estados Unidos.

Hace 59 años, entre el amanecer del día 17 hasta la tarde del 19, los cubanos se jugaban el todo por el todo en defensa de la soberanía de la Patria y la naciente Revolución transformadora. En un escenario bélico que se limitaba a dos carreteras que atravesaban una ciénaga intransitable, en la península de Zapata, en la costa sur de la Isla, se llevó a cabo la encarnizada batalla vestida de miliciana, de verde olivo, con el símil de nuestras “hondas y piedras”.

Triunfamos.

De las últimas horas del 19 de abril hay una foto célebre de Fidel descendiendo de un tanque. Es el símbolo de la victoria y colofón de aquella orden del Comandante en Jefe de «no parar hasta mojar las esteras con el agua salada…»

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En busca de información sobre este hecho, encuentro el testimonio de Abraham Maciques, entonces director Plan de Desarrollo de la Ciénaga de Zapata, quien estuvo en la zona desde las primeras horas de la invasión, recuerda ese momento histórico «… el día 19 salimos a San Blas a donde llega Fidel, entre las dos y las tres de la tarde. Había cuatro tanques que son los que entran a Playa Girón. Entonces manda a Emilio Aragonés en el primero y dice: “Yo voy en el tercero”. Cuando dijo eso, todos se opusieron: “Comandante, usted no puede ir, usted tiene que quedarse”. “¡Coño!, yo soy el jefe de la Revolución y voy en el tanque”, y se montó.»

«Fidel desconcertó al enemigo –señala Maciques — con la forma en que fue organizando la ofensiva: primero acabó con los barcos para tronchar la posibilidad logística, escalonó los objetivos y dio el ejemplo de lo que es un jefe. Fidel es único».

Desde uno de los tanques en la orilla de la playa, el certero disparo hizo blanco en el “Houston”, uno de los cinco buques que había transportado a los vendepatrias. Eran las 5: de la tarde. Con el valor análogo de la mítica honda y la piedra, se derrocaba a la denominada Brigada 2506, integrada por mil 500 mercenarios.