En un monolítico está su gloria, y toda la del mundo… Fénix en la victoria, perpetuo e inmortal: es Fidel
Su morada, incorpórea y verdadera, es cada rincón y cada hombre que aspira a ser mejor. Está en cada techo, o cama de hospital, en cada cuaderno y en cada aliento, en cada obra que nos legó. Su sitio es el corazón de quienes lo hacen suyo, los agradecidos, que lo eternizan cada día, que buscan su luz, siempre su luz, entre el vendaval o la desidia…
Sus ideas arrasan y devoran la maldad… Fidel es viento y furia en la injusticia; en el bien, es artífice y amor… Fidel no ha muerto: es eterno. Su historia extraordinaria nos guía y compromete.
Fidel, es Fidel, lo dijo Raúl. Y yo soy Fidel: lo dice el pueblo entero de Cuba. Yo soy Fidel.
Foto: Raúl Abreu / Cubadebate