Han pasado cinco años y te imagino en la proa del Granma, siempre con rumbo al futuro de hazañas heroicas. Comandante, con tu eterno uniforme verde olivo, la Revolución Cubana ha resistido y existe por tus enseñanzas.
No son días de tristeza, sino de orgullo por el jefe que retó a las balas batistianas en el Moncada y la Sierra Maestra, a las mercenarias y seiscientos treinta y siete atentados.
En la batalla permanente contra el norte revuelto y brutal, muchos allende los mares quedaron con las maletas hechas cuando apretaron el cinturón. Tu pensamiento y confianza fue guía indiscutible, nos remangamos las mangas, sobrevivimos y salimos adelante.
Heredamos tu contagiosa energía para superar las piedras del camino en dos pandemias, la de un bloqueo que se multiplicó en más de 240 crueles acciones y las variantes del coronavirus que exigió de todo y hazañas heroicas de todos.
La lucha continúa en veteranas y nuevas generaciones, como se demostró en el resuelto enfrentamiento a las campañas mediáticas difamatorias y provocaciones de grupúsculos que nos quisieron robar los barrios. La unidad del pueblo junto al Partido y la Revolución no se agrieta, porque todos somos Fidel.