El «Titán de Bronce»

Reza en la historia de Cuba que fue el 20 de noviembre de 1895 el día en que por primera vez se le llamó “Titán de Bronce” a Antonio Maceo, el hombre que convirtió el valor y la osadía en distintivos de la nación.

Fue el patriota Manuel Sanguily quien, en el periódico Patria, escribe una reseña sobre Antonio Maceo, llamándolo por primera vez con el calificativo que con más justeza se le acerca a su fortaleza física y moral. Antonio Maceo, congeniaba perfectamente con la elegancia y fuerza de su carácter.

Fue el “hombre apasionante”, “hombre superior, de extraordinaria sensibilidad”, el “ser humano de gran sentido común consagrado siempre a la lucha por la libertad de Cuba, como lo llamara también el Doctor Eusebio Leal Spengler.

“Nacido en el seno de una familia en la cual confluían los linajes de América” – siempre aspiró a una nación soberana e independiente que, a su vez, brindara su mano solidaria a otros necesitados del mundo.

A Maceo, lo aclaman los jóvenes intelectuales de la Acera del Louvre y un periodista, Manuel de la Cruz, que escribía preciosas semblanzas, le pidió que le contase un poco de la historia de su patria. Entonces, El Titán se quita chaqueta, camisa… y empieza a narrarle a partir de las heridas de bala que ya llevaba en su cuerpo.

La figura del Titán de Bronce deslumbró hasta a sus enemigos en el combate y de la patria. El coronel de Estado Mayor del Ejército español, Ramón Domingo de Ibarra, lo describió: “Sereno y arrogante, venía guiando el primer escuadrón, treinta pasos al frente de la tropa; sobre su brioso caballo Guajamón, con un sombrero de fieltro de anchas alas y oscuro chaquetón abrigo; en la mano derecha un revólver que de vez en cuando disparaba; volviéndose después a los suyos como para darles ánimo…”

ARTICULO RELACIONADO General Antonio Maceo Grajales