El legado histórico en las constituciones

La firma de la primera Constitución de la República en Armas, apenas seis meses de iniciada la insurrección amada contra los colonialistas españoles, en el pueblo libre de Guáimaro constituye un legado histórico que enorgullece a los camagüeyanos, en esta en la centro oriental del la Isla.

Desde el levantamiento de Camagüey el 4 de noviembre de 1868 habían existido en los campos de Cuba Libre dos gobiernos y dos banderas distintas. Por encima de las indiferencias que lastraban el movimiento revolucionario  prevalecía la idea de la fundación de la nacionalidad cubana.

Estas fueron las razones para  con representantes independentista  de Oriente, Las Villas y el Centro (Camagüey) se congregaran para redactar y aprobar por la Carta Magna que regiría la organización de la contienda libertadora.

El historiador Julio Le Riverend señala al documento como mensaje a la unidad del pueblo, el cual tenía los objetivo de la lucha y lo que iba a venir después. Otros investigadores apuntan que expuso al mundo la contienda libertaria como una vía impostergable y así debía ser reconocida, y abolió radicalmente la esclavitud en Cuba

 El joven abogado Ignacio Agramonte fue uno de los constituyentes que más aportó a la Ley que fijó los órganos esenciales de gobierno. Representaciones artísticas referidas a ese acontecimiento histórico destacan la presencia de este ilustre camagüeyano que ostentaba el grado de Mayor General del Ejército Libertador al caer en combate el 11 de mayo de 1973 y fue el organizador de la caballería mambisa muy temida por los combatientes y jefes españoles.

  Camagüey también acogió la firma de la tercera constitución  durante la gesta independentista en la zona Jimaguayú en 1895, al sur de la ciudad, inspirada en la unidad de la lucha promovida por el Partido Revolucionario creado por José Martí en los preparativos de una nueva contienda contra el régimen colonialista.

Toda Constitución obedece a una época. El Doctor en Ciencias Históricas Pedro Pablo Rodríguez, Investigador Titular del Centro de Estudios Martianos, asegura que Martí « No copió ni repitió en su labor como líder político todo lo que habían pensado y hecho los luchadores del 68» El tuvo en consideración sus propios proyectos organizativos de l movimiento revolucionario.

Igualmente aconteció con la Constitución de la Yaya, localidad en el territorio libre camagüeyano, tras dos años de enfrentamiento en la “Guerra Necesaria”, que fue abortada por la intervención del imperialismo yanqui. Las ideas de los mambises prevalecieron, sin embargo, en la redacción de la Constitución de 1940, precisamente en el poblado de Guáimaro.

Luego de los cambios sociales que produjo el triunfo de la Revolución el primero de enero de 1959 se prepara una nueva Constitución, en la que según nuestro invicto Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz «Por eso es nuestro propósito una vez que se haya aprobado esta Constitución, luchar consecuente y tenazmente, para que cada uno de los preceptos de esa Constitución se cumplan; que nadie le pueda imputar a la Revolución jamás, de que acordó leyes y principios que después no se cumplieron».

Estos fueron los principios y valores de la Constitución de la República de Cuba, sometida a votación popular en 1976, con el respaldo final del 97,7 por ciento de los ciudadanos.

Desde mediados de 2018 se pone en consideración  del pueblo en general y a los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular un estudio sobre el impacto que el orden constitucional tienen los cambios socioeconómicos del país en todos estos años, así como implementar una estructura estatal acorde con los tiempos actuales, basada en las experiencias en la construcción del socialismo y otros aspecto de nuestra historia.

El proyecto es consecuente con lo expresado por el compañero Raúl Castro Ruz, en la Primera Conferencia Nacional del Partido, el 28 de enero del 2012, cuando señaló: « (…) dejar atrás el lastre de la vieja mentalidad y forjar con intencionalidad transformadora y mucha sensibilidad política la visión hacia el presente y el futuro de la Patria, sin abandonar, ni por un instante, el legado martiano y la doctrina del marxismo-leninismo que constituyen el principal fundamento ideológico de nuestro proceso revolucionario».

El voto positivo en las urnas el próximo domingo 24 de febrero, constituye la reafirmación del legado histórico de la voluntad democrática de  los cubanos en las constituciones.