Día tristemente célebre

Entre las constituciones que ratificaban la continuidad del pensamiento soberano del pueblo cubano en la lucha independentista durante la segunda mitad del siglo XIX, se encuentra la de 1940, considerada como una de las más avanzadas en América.  La letra revolucionaria que engendró el documento fue borrada por el golpe de Estado del coronel Fulgencio Batista que en el amanecer del 10 de marzo de 1952 estableció una dictadura tan cruel y represiva como la antecesora machadista.

El zarpazo puso fin ese día tristemente célebre a la eminente victoria electoral del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), que causaba ojerizas a los imperialistas yanquis quienes apelaron al “hombre fuerte” para mantener su hegemonía económica y política en la Mayor de las Antillas.

Los partidos burgueses hicieron reverencias al “general retirado” en el acontecimiento que marcó un giro en la historia de Cuba, sin embargo, hubo voces opuestas como las de la Federación de Estudiantes Universitarios, el Partido Socialista Popular (PSP)… y sobre todo la del joven revolucionario ortodoxo Fidel Castro quien denunció las intenciones de la cuadrilla militar golpista en el artículo de “¡Revolución no, zarpazo!”:

«Su golpe es (…) injustificable, no se basa en ninguna razón moral seria ni en doctrina social o política de ninguna clase. (…) Su mayoría está en el Ejército, jamás en el pueblo. Sus votos son los fusiles, jamás las voluntades; con ellos puede ganar un cuartelazo, nunca unas elecciones limpias…»

Las palabras Fidel fueron proféticas: «Cubanos: Hay tirano otra vez, pero habrá otra vez Mellas, Trejos y Guiteras. Hay opresión en la patria, pero habrá algún día, otra vez, libertad. (…) la hora es de sacrificio y de lucha, si se pierde la vida, nada se pierde, vivir en cadenas es vivir en oprobio y afrenta sumidos. Morir por la patria es vivir».

Posteriormente el joven abogado presentaba una acusación ante el Tribunal de Urgencia de La Habana en la que demostraba la inconstitucionalidad del golpe batistiano.

Los cubanos y cubanas, de alguna manera u otra respondieron a la convocatoria; algunos perdieron la vida en el intento, otros recogieron las banderas y los ideales en la lucha clandestina y la Sierra Maestra, iniciada tras el ataque de las fuerzas populares al Cuartel Moncada, en una gran Revolución que derrocó, finalmente, el primero de enero de 1959 a la sangrienta dictadura batistiana.

La lucha no se detuvo. Se imprimió un ritmo acelerado a las medidas para solucionar estas calamidades del usurpador, y después para lograr la dignidad y el beneficio social de todos frente al disgusto del gobierno de los Estados Unidos, el cual no ha cesado en la intención de poner zancadillas al proceso revolucionario, democrático y socialista.

 Tras el triunfo de las fuerzas rebeldes fueron rescatados los principios de la Carta Magna de 1940 en la plena igualdad y derechos de todos los ciudadanos. La tradición constitucionalista nos llevó a aprobar en defensa de la sociedad socialista la Constitución de 1976 y hace pocas semanas la mayoría de los cubanos con derecho al voto respaldó el referendo por la nueva Ley de Leyes para mantener el proceso social sin retorno al capitalismo de la explotación del hombre.

 

 Fuentes

 http://www.cubadebate.cu/opinion/2010/10/09/la-constitucion-de-1940-en-nuestra-historia/#.XIWMRFBKjIU

http://lademajagua.cu/golpe-de-estado-del-10-de-marzo-de-1952-dia-infame-para-cuba/