Guiñol de Camagüey y su Último Encuentro

\"etrenoguoll\"María Filomena del Arrecife Puntiagudo es una mujer cubana despeñada en la curva decadente de su malograda madurez. Su esposo, un hombre fantasma que parece haberla tenido fregando, cosiendo, planchando y cocinando el pollo de dieta a lo largo de tantos años de matrimonio, la deja ahora, de golpe y porrazo, por una presunta mejor opción de pubis tatuado y dermis tersa.

Filo, arcaica como se proclama ante el público de la sala oscura, decide entonces suicidarse de soga al cuello y todo el cuento. Pero la ceremonia de devorar el último encuentro de muslo y contramuslo de la cena con que se despide de la soledad de su mundo, y la conclusiva ejecución de su muerte auto-provocada, se frustran por la irrupción involuntaria a cada línea de la actriz que late bajo el personaje.

La otra, también cubana y mujer, es integrante de un pequeño grupo teatral de provincia, subsiste vendiendo café y empanadillitas en el parque de la esquina de su centro de trabajo (porque el salario de su oficio apenas le desahoga la economía doméstica) y no entiende por qué hay que ir a hacer espectáculos bajo el azote del sol de una cola de bodega rural, donde a nadie parece interesarle la masificación de la cultura.

De algo así va, a grosso modo, la más reciente producción del Guiñol de Camagüey, una comedia para adultos que bajo el título \»El último encuentro\» teje una cadena de ridiculizaciones sobre esos problemas puntuales que vive a diario la sociedad cubana y, en particular, sus féminas.

Siendo un poco más de lo mismo (el desahogo enunciativo y epidérmico de los males cotidianos de la Isla, que parecen cada día más ser patrimonio de los comediantes), la puesta cumple al menos el que parece ser su objetivo vertebral: hacer reír. Y ciertamente se erige como un esfuerzo remarcable: de la compañía, que se sale de su habitual terreno infantil, y de la protagonista, que entrega a la escena todo lo que puede en medio del dificultoso ejercicio de desdoblamiento a que la obra la somete.

El unipersonal, interpretado por la actriz Mireya Molina y dirigido por Pavel Gutiérrez, fue estrenado este sábado en la sede de la agrupación, la sala La Edad de Oro y será repuesto durante todos los fines de semana del mes de julio.(Tomado de Adelante)