Siempre con Fidel… pésele a quien le pese

Todavía hay por ahí dispersos (así mismo, dispersos, que no en manada) especímenes raros del tipo sincerebrensis agudus o del estupidum de rematum, que dudan la verdad más grande sobre la faz de la tierra: los cubanos estamos (en presente) y estaremos siempre con Fidel y con su Revolución.

Los   infelices que solo repiten lo que malamente oyen a otros, tienen además problemas agudos de visión, porque no son capaces de captar la realidad en toda su magnitud de una nación forjada con el ejemplo, las ideas y la acción del gigante de barba y verde olivo.

Quizás no entiendan, los pobres, por qué desfilaron por las plazas de todo el país millones de hijos e hijas de esta tierra, para tributar el más sentido ¨hasta luego¨ al Comandante en Jefe.

Escapa a sus cortísimas entendederas la lágrima que resbaló lo mismo por el terso rostro de una niña de enseñanza primaria, que por el de un anciano carbonero, o un hercúleo deportista.

Y sin pena alguna los cubanos lloramos, alejados de estereotipos sexistas, y caminamos bajo el sol, y esperamos pacientemente el turno de cruzar frente al concepto-juramento revolucionario.

¿Piensan acaso esos tullidos  de mente que tal torrente humano fue dirigido, enviado, obligado o coaccionado?

Entonces no cabe duda, no saben nada de la vida, ni de la condición humana, ni de principios, ni de hidalguía, ni de agradecimiento, ni de fidelidad, ni de firmeza, ni de humildad, ni de hombría de bien en el más amplio sentido de la frase, ni de dignidad ni de justicia.

Saben, seguro estoy, de dinero, de dónde se vive mejor y no donde está el deber, saben mentir, saben calumniar, y saben ser corderos lastimosos que se dejan comprar, engañar, confundir para solo marchar con la frente baja hacia el matadero del ridículo.

Ignoran los entes de estas líneas, quien fue, es y será Fidel, cuál fue su obra más allá de simplistas fronteras geográficas, y también desconocen lamentablemente quienes somos los cubanos, los de la estirpe de Céspedes, Maceo, Martí, Agramonte, Frank, Abel, José Antonio, Camilo, Che y Fidel.

A esos pobretones de alma les decimos: Mírennos bien, aquí estamos, firmes hasta la victoria siempre, y de la única manera que sabemos: Comandante en jefe, ordene.