Vamos a la escuela

Papi ¿cómo es que la gasolina hace mover los carros? ¿Por qué el fuego destruye las cosas? ¿A dónde vamos cuando nos morimos? ¿Qué hay dentro de las nubes y como llegan allí?

Así es mi Thiago, a sus 5 años, una verdadera máquina de hacer preguntas, la mayoría difíciles, porque no se conforma con cualquier respuesta, sino que es preciso convencerlo.

Evalúan en Camagüey marcha de los preparativos del próximo curso escolar https://youtu.be/HJR1xU-bfCc

Y Thiago comienza en la escuela dentro de una semana; un mundo maravilloso que se llama conocimiento abrirá sus puertas para él.

Pero no puedo dejar de preocuparme, pues mucho influirá en su futuro esa primera maestra, un referente para toda la vida, una imagen que para bien o para mal nunca se borrará de sus recuerdos, aunque alcance la edad de cien años.

Una persona amable, comprensiva y bondadosa sin tolerancias que dañan más que ayudan; un refugio seguro ante las mil preocupaciones y ¿por qué no? temores que le saldrán al paso en sus primeros lances en un entorno totalmente nuevo, diferente a los eternos juegos y canciones del círculo infantil.

Así es como quiero a su maestro o maestra, capaz de satisfacer su casi exasperante capacidad de cuestionar, justo y confiable sin excesos protectores, dulce aunque enérgico, que exija atención y disciplina.

¿Cómo serán sus compañeros? Me inquieta la incógnita…

¿Habrán acosadores, abusadores o esos que  miran despectivamente al otro desde la altura de una mochila costosa o un impagable estuche de crayolas?

Sinceramente espero que sean solo eso: preocupaciones de un abuelo que, entre lo poco que atesora en esta vida, guarda como muy preciado, el recuerdo de aquella lejana aulita en la escuela pública número 35 Juan Gualberto Gómez, donde hizo lo que entonces se llamaba kindergarten.

Y junto a esa imagen imborrable, la de tantas y tantas personas, la mayoría de las cuales hicieron una buena parte de lo que he logrado en cuanto a ser responsable, honrado y recto.

Nada más pido y espero que así sea para mi Thiago; que aprenda mucho de la ternura, la sinceridad, la amistad  y la honradez, que siempre pregunte y no se conforme con respuestas a medias o con mentiras, y que junto a la familia, sus maestros logren hacer  de él un hombre de bien… solo eso.